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Nadal pasa la gran prueba: partidazo ante Fognini y a cuartos de final del Open de Australia

El español, en su versión más completa y sin apenas fisuras, supera a su primer gran rival en Melbourne (6-3, 6-4 y 6-2) y llega a cuartos sin ceder un sólo set

Nadal, preparado para dar una pelota de revés en el partido de octavos de final del Open de Australia ante Fognini
Nadal, preparado para dar una pelota de revés en el partido de octavos de final del Open de Australia ante FogniniAndy BrownbillAP

Ya no vale aquello de: “Delante tenía un rival cómodo”. Esta vez el oponente de Rafa Nadal era Fabio Fognini, un tenista de cuidado, una gran prueba para medir el nivel de verdad en Melbourne y saber cómo va esa espalda que ya iba dando buenos síntomas de mejoría. Y como suele ser habitual en el español, cuando la exigencia subió lo hizo también su nivel (6-3, 6-4 y 6-2) y la lumbalgia está a punto de quedarse en un mal trago, casi en una anécdota, aunque la tendrá que seguir vigilando porque queda mucho camino por delante y muy complicado. En cuartos, Tsitsipas, en unas hipotéticas semifinales, Medvedev o Rublev, y para la final, Djokovic, Zverev...

Pero eso es ir demasiado lejos y Nadal es de los de “partido a partido”, y más llegados a estas rondas. Durante un set y medio el juego del zurdo fue prácticamente perfecto. Muy estable y sólido, su revés voló por la soleada Rod Laver Arena en unas condiciones de calor ideales para él. En el primer saque del italiano logró un break y cada juego al resto lo convertía en un tormento para su rival. Y no era casualidad, era fruto de lo que estaba sucediendo en la pista. Apenas cometía errores el manacorense pese a que era agresivo, sobre todo contra los segundos servicios: se metía en la pista y apretaba para intentar llevar la iniciativa. Encontraba ganadores con el revés cruzado y también mandaba con su derecha. Fognini es un jugador que tiene mucho talento y de vez en cuando lograba puntazos cuando cambiaba a los paralelos. Su pelota echa humo pese a que la golpea con aparente apatía. Pero eran situaciones más aisladas, mientras Rafa jugaba el partido completo. También sacó bien el español, haciendo mucho daño con el servicio abierto cortado. Sólo se despistó una vez y le llegó la rotura de Fabio para poner el 3-2, pero al juego siguiente su contestación fue otro break, cerrado con un resto ganador. Estaba concentradísimo Rafa.

Su partido tenía de todo, sin fisuras: sólido desde el fondo, agresivo, bien con la derecha y el revés, al saque y al resto... Supo pisar el acelerador, pero también manejarse cuando llegaran curvas. Lo hicieron mediado el segundo parcial, cuando el duelo entró en una especie de adormecimiento, de sí, Nadal estaba mejor, pero no lograba el break pese a las amenazas... Y de repente lo tuvo en contra (2-4). Entró el encuentro en modo tensión, con algún error de más. No tardó Rafa en tener la posibilidad de equilibrar el set: 0-40. Pero tres saques de Fognini lo solucionaron en un principio. Tuvo una nueva oportunidad que falló y el español dio un puñetazo a la raqueta. Después Fognini tiró una pelota fuera de forma clara... Calmarse era la clave y el balear lo logró. Del 2-4 pasó al 6-4 con cuatro juegos seguidos en los que recuperó la fortaleza y llegó a desesperar a su rival.

Bastante había aguantado Fognini, un jugador con mucho talento, pero también con malos humos de vez en cuando. Lanzó una bola a la grada vacía y se lo recriminó la juez de silla. Algún grito, alguna mirada, pero no estalló del todo su ira como otras veces, pero sí su tenis. Dejó de competir como hasta ese momento y se dedicó a inventar. Empezó con las dejadas sin mucho sentido, con bolas fuera, más descentrado, pero porque Nadal le había roto mentalmente. Primero le ganó tenísticamente y después psicológicamente. El español siguió a lo suyo para vivir un tercer set plácido y plantarse en los cuartos de final con unas sensaciones inmejorables.