Derbi
Benzema mantiene la Liga al rojo vivo (1-1)
El tanto del francés a falta de tres minutos iguala el de Luis Suárez en el derbi e impide que los del Cholo se alejen en el liderato
Sólo hizo falta un momento de lucidez de Benzema para desmontar todas las certezas que el Atlético había ido construyendo durante el partido. Antes del derbi, Luis Suárez no encontraba el gol y a su equipo le costaba proteger a Oblak. Pero las piezas iban encajando, Simeone recuperó jugadores, Llorente no tenía que ser lateral derecho, cada uno jugaba en su sitio y el Atlético volvía a ser el más fuerte del campeonato.
Todo era natural otra vez en el líder de la Liga, que aprovecha como nadie los errores del rival. Y el Real Madrid se lo puso fácil. Donde estaba Sergio Ramos ahora tiene que estar Nacho y el central abrió el camino para que el Atlético se pusiera por delante con un error de medida.
Se fue al suelo para cortar la carrera de Llorente, pero el rojiblanco llegó antes y se encontró con todo el campo por delante para elegir cómo le regalaba el gol a Luis Suárez. Varane no salió a cortar el pase y Casemiro, que tapaba el agujero que había dejado Nacho, no siguió a Suárez. Entre los dos se coló el uruguayo para poner a su equipo por delante.
Era la consecuencia lógica del juego. El Atlético presionaba arriba para dificultar la salida de la pelota del Real Madrid, que no jugaba cómodo. Y tampoco dejaba huecos por los que el equipo de Zidane pudiera encontrar un sendero que le llevara hacia la portería de Oblak. El Atlético estaba seguro con cuatro defensas. Simeone se olvidó de los tres centrales esta ocasión para que Carrasco estuviera más fresco cerca del área.
Se ilusionó con la posibilidad de un penalti el Real Madrid por una mano de Felipe en un córner. Hernández Hernández fue a verlo al monitor y comprobó que la pelota había caído sobre el brazo del defensa rojiblanco. El juego continuó como debía a pesar del enfado de los madridistas.
Zidane quería que su equipo abriera el campo por las bandas, pero Asensio no está para grandes aventuras y Rodrygo se encontraba con el muro del Atlético cada vez que lo intentaba. Tampoco consiguió cambiar las cosas el técnico madridista con la entrada de Valverde y Vinicius en lugar de sus dos extremos. La única manera que encontraban de acercarse a la portería de Oblak era con disparos lejanos a los que siempre respondía el guardameta esloveno.
Oblak volvió a sentirse el portero menos goleado del campeonato, aunque el Real Madrid viviera en su campo. Pero era un dominio insulso el del Real Madrid, una invitación al descabello para el Atlético, que nunca es tan feliz como cuando tiene el marcador a favor y metros por delante para correr.
Le faltó precisión y le sobró el acierto de Courtois cuando se acercó con intención de agrandar la diferencia en el marcador. Los errores en el control o en el disparo de Carrasco, Correa y Llorente, impidieron que sumara más. Pero daba la sensación de que el Atlético sabía lo que quería hacer y cómo hacerlo y el Madrid esperaba un momento de inspiración.
Todo parecía improvisado. Incluso los lanzamientos a balón parado, en los que acabó buscando el disparo desde fuera del área de Lucas Vázquez. Podía ser una maniobra de distracción, que ya funcionó en Bérgamo contra el Atalanta con el disparo de Mendy, pero no lo parecía.
Tampoco sabía el Madrid aprovechar los errores del Atlético, que también los tuvo. Correa regaló con un mal pase un contraataque a Vinicius que terminó en dos paradas consecutivas de Oblak a dos remates de Benzema en el área pequeña. Un prodigio de reflejos el portero del Atlético, que volvió a acertar en la continuación de esa jugada al despejar otro disparo de Benzema en una falta.
Simeone sustituyó a Correa en la siguiente acción. No quería que se le escapara el partido por esos detalles de concentración y puso a Kondogbia en el campo para contener. Correa había sido titular para que Joao Félix entrara más fresco desde el banquillo, con el rival cansado y con más espacios para hacer daño.
Pero el portugués estaba demasiado lejos del área. El Atlético acabó defendiendo con nueve jugadores por delante de Oblak. Saúl completaba la primer a línea de cinco como lateral para que Hermoso se desplazara al centro. Todo estaba en su sitio. Hasta que apareció Benzema en el borde del área, se apoyó en Casemiro, superó a Oblak e hizo volar por los aires todas las certezas del Atlético. El francés da vida a la Liga.
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