Liga Endesa

Movistar Estudiantes, crónica de una muerte anunciada

El Bilbao Basket derrotó al Joventut (94-73) y consumó el descenso por primera vez en la historia del equipo colegial. Era junto a Real Madrid y Joventut el único club que nunca había bajado

Los jugadores del Estudiantes, después de su último partido en la ACB ante el Hereda San Pablo Burgos
Los jugadores del Estudiantes, después de su último partido en la ACB ante el Hereda San Pablo BurgosZipiAgencia EFE

El Movistar Estudiantes ya no forma parte de la élite del baloncesto español. Los colegiales, que junto a Real Madrid y Joventut eran los tres únicos equipos que nunca habían descendido, consumaron su adiós a la Liga Endesa “gracias” a la victoria del Bilbao Basket ante el Joventut por 94-73. Los colegiales dependían del resultado de Miribilla. Y los locales cumplieron con su trabajo y condenaron a la LEB Oro a un club que llevaba años paseándose por el abismo. La derrota del Estudiantes el viernes ante el Hereda San Pablo Burgos dejó todo pendiente del partido entre los vizcaínos y la Penya. Los de Álex Mumbrú no fallaron, sellaron la permanencia y condenaron a los del Ramiro.

El Estudiantes llevaba años rozando el descenso. Después de los gloriosos primeros cursos del siglo XXI, con un subcampeonato de ACB incluido, llegó la época de las vacas flacas. A partir de 2008 comenzó a flirtear con la zona baja hasta que llegaron dos descensos, que salvaron en los despachos. En 2012, los del Ramiro sobrevivieron porque el Canarias no pudo afrontar las salvajes condiciones económicas planteadas por la ACB. Cuatro años después la historia se repitió. La víctima fue el Palencia y el Estu siguió en la élite. El pasado ejercicio el equipo del Ramiro era colista cuando la pandemia lo frenó todo. Este año la debacle deportiva se ha consumado.

Lo de Bilbao ha sido la guinda a un año desastroso. Veinte jugadores han pasado por la primera plantilla de los del Ramiro, dos entrenadores (Javier Zamora y Jota Cuspinera) y una racha final de nueve derrotas que ha condenado al club. La última victoria llegó el 29 de marzo ante el MoraBanc Andorra. Desde entonces los tropiezos se han mezclado con las lesiones, los positivos por coronavirus y las salidas de jugadores como Gentile y Barea, que estaban llamados a ejercer un papel decisivo y que fueron un fiasco.

El Joventut llegaba a Bilbao sin nada que jugarse. Los verdinegros iban a terminar séptimos sí o sí y nada les iba a salvar de cruzarse con el Barça en cuartos después de la Final Four de Colonia. La energía con la que arrancaron los locales (9-0) fue un anuncio de lo que se avecinaba. La intensidad, el acierto en triple y el dominio en el rebote permitieron a los de Mumbrú dejar la permanencia sentenciada en el tercer cuarto (72-42). El final de temporada de los vizcaínos ha sido todo lo contrario que el del Estudiantes. Se han sobrepuesto a bajas, positivos y lesiones para sumar tres victorias en los últimos cuatro partidos (Urbas Fuenlabrada, Hereda San Pablo Burgos y Joventut) y sellar de esa forma la permanencia.

El año que empezó con el derrumbamiento de la Nevera por Filomena no ha podido terminar peor para la entidad colegial. Desde dentro del club lo único que se pide es poder tener un poco de “estabilidad, porque ésa será la clave para poder hablar de un punto y aparte y para que esta situación no se vuelva a repetir”. El club colegial está obligado a reinventarse, a regresar a lo que siempre que fue, aunque ahora tendrá que hacerlo desde la LEB Oro.