
Fórmula Uno
Alonso se convierte en el nuevo "legislador" de la FIA
El bicampeón del mundo ha arrancado el campeonato al límite y eso obliga a la Federación Internacional a hacer retoques en la reglamentación actual

No son muchos los pilotos de F-1 que pueden presumir de haber permanecido en la categoría reina más de 15 años. Sólo Alonso y Hamilton cumplen con este plazo en la parrilla actual y en el caso del español son ya 20 temporadas compitiendo. El asturiano ha sido dos veces campeón del mundo y ha estado luchando por el título más de una década. Ahora vuelve a estar entre los mejores. Y la prueba del nivel que está mostrando es que en apenas tres carreras está provocando que los legisladores de la Federación Internacional estén en constante alerta por sus maniobras y las de Aston Martin.
Alonso va al límite y eso lleva las normas a un nuevo límite de interpretación y a que se tenga que retocar la reglamentación actual. Alonso ya ha provocado en lo que va de curso un par de aclaraciones por parte de la FIA. Una llegó por el cumplimiento de la sanción de tiempo en boxes, los famosos cinco segundos, sin que los mecánicos tocaran el monoplaza antes de sustituir las ruedas. La redacción del artículo hacía referencia a «trabajar en el coche», algo que no es contrario a estar en contacto de alguna manera con el chasis. La FIA tuvo que rectificar y rehacer el texto para no dar pie a otras interpretaciones como la aplicada por Alonso y Aston Martin.
No fue la única. El pasado fin de semana, segundos después de que Carlos Sainz tocara el coche de Alonso y este terminara en el podio en la resalida del Gran Premio de Australia, el ovetense ofreció una lección magistral sobre la aplicación de esta norma que permite hacer nuevas parrillas de salida cuando se suspende una carrera por bandera roja siempre por seguridad. Para el asturiano, esta nueva norma puede provocar un peligro mayor que el que se quiere evitar, ya que permite que haya nuevas salidas desde parado y que los pilotos puedan darlo todo sin nada que perder. La FIA quedó en evidencia cuando al final, tras decretar varias salidas desde parado, decidió completar la última vuelta con el coche de seguridad en pista. Y todo eso, después de haber modificado y reestablecido el orden de parrilla para devolver la posición a Alonso, que había caído hasta la undécima plaza.
No es la primera ni será la última vez que Alonso esté en el centro de legislación de artículos del reglamento deportivo. Ya fue una pieza importante en algunos de los casos de «corrupción» más graves de los últimos años en la F-1 como fue el espionaje de McLaren a Ferrari («Spygate») o el coche premeditado de Piquet en Singapur urdido por Briatore y Symonds («Crashgate»).
Algo parecido le ocurrió también a Hamilton. Su ímpetu y su nivel de competitividad también han provocado cambios en los reglamentos. Fue una maniobra suya en Valencia la que dio origen a la creación de la línea de safety car que delimita cuándo se puede adelantar en situaciones de neutralización. Igualmente, un movimiento suyo en Spa-Francorchamps con Raikkonen obligó a la Federación a redactar un anexo en el que obligaba a los pilotos que cedieran una posición en pista (por ganar tiempo saltándose una chicane o pasarse de frenada) a tener que esperar varias curvas para volver a intentar el adelantamiento.
Después de lo vivido en Melbourne, las banderas rojas y los comentarios de Alonso, la FIA se verá obligada a hacer aclaraciones de normas. Lo hará dentro de un mes en Azerbayán, escenario del próximo Gran Premio, donde los pilotos y la dirección de la FIA se volverán a reunir en el clásico encuentro que mantienen los viernes para el «briefing» de seguridad. Deberían llevarlo muy bien preparado porque pilotos como Alonso o Verstappen seguirán llevando las normas al límite de la interpretación. La FIA tiene mucho trabajo.
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