Euroliga

El dolor de Pau Gasol

De su notable papel en semifinales pasó a ser intrascendente en la final. Pleiss le descentró y apenas influyó en los 13 minutos que estuvo en pista

Pau se lamenta durante una acción de la final
Pau se lamenta durante una acción de la finalFRIEDEMANN VOGELAgencia EFE

Pau Gasol regresó al Barcelona con un objetivo fundamental: volver a sentirse jugador de baloncesto. Si esa meta se cumplía había dos grandes desafíos por delante: ganar la Euroliga y disputar sus quintos Juegos Olímpicos en busca de una cuarta medalla. El primer objetivo ya lo ha cumplido. Gasol ha vuelto a sentirse importante en una cancha, como sucedió en las semifinales ante el Armani Milán. En la final la historia cambió drásticamente. Pau sigue sin añadir a su mareante palmarés el máximo título continental. Sigue sin ser campeón de Europa de clubes porque en la final el Anadolu Efes fue superior.

El regreso de Pau llegó precisamente en la Euroliga. Fue el 9 de abril en el Palau ante el Bayern más de dos años después de su último partido en la NBA, un Spurs-Bucks el 10 de marzo de 2019. La fractura por estrés navicular en el pie izquierdo le obligó a pasar dos veces por el quirófano y le tuvo muy cerca de la retirada. Pau aspiraba a regresar a la que había sido su Liga durante 19 temporadas, pero las ofertas no terminaron de convencerle. Ante esta situación apareció uno de sus mejores amigos, Juan Carlos Navarro. Una conversación le llevó a replantearse el futuro. ¿Por qué no regresar al Barcelona? Después de semanas de entrenamiento en solitario, sesiones de tiro sin compañía, los primeros escarceos en partidos de tres contra tres... Pau decidió regresar al Barça.

Quince partidos –siete de Euroliga y ocho de la Liga Endesa– bastaron para que Pau volviera a sentirse importante y dispusiera de minutos. Sus 10 puntos y 3 rebotes en once minutos en pista ante el Armani Milán dieron la verdadera dimensión de lo que puede aportar al Barça y a la selección en partidos de máxima exigencia. Saliendo del banquillo fue un factor muy importante con poco tiempo en cancha. En ataque sumó con la facilidad de toda la vida y en defensa su inteligencia y la ayuda de sus compañeros ayudaron a tapar las carencias de un jugador que el 6 de julio cumplirá 41 años.

En la final, el panorama fue muy diferente. Jasikevicius decidió que abandonara el banquillo al final del primer cuarto. Ataman apostó por Pleiss para contrarrestarle y el gigante alemán supo jugar sus bazas para que Pau estuviera lejos de ser tan importante como ante los italianos. Pleiss se alejó de la zona y desde ahí desubicó a Pau. En ataque tampoco estuvo suelto. Apenas anotó un tiro libre. Falló el único triple que intentó y también el único tiro de dos. Atrapó tres rebotes en los 13:07 que estuvo en pista. Su mejor acción fue un tapón a Sanli en el ecuador del último cuarto cuando el Barça todavía creía que podía pelear. Veinte años después de abandonar Europa en la temporada en la que una apendicitis le apartó de luchar por la Euroliga, Pau sigue con ese casillero en blanco. ¿Habrá una segunda oportunidad la temporada que viene?