Ciclismo

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Alaphilippe, heredero de la Flecha Valona

Valverde fue segundo y se le escapó la posibilidad de ganar la carrera por sexta vez. «Ya le tocaba ganar», dice Alejandro.

Alaphilippe aprieta en la llegada con Valverde por detrás
Alaphilippe aprieta en la llegada con Valverde por detráslarazon

Valverde fue segundo y se le escapó la posibilidad de ganar la carrera por sexta vez. «Ya le tocaba ganar», dice Alejandro.

«Alaphilippe es muy buen corredor y después de dos segundos puestos ya le tocaba ganar», dice Alejandro Valverde. Hasta ayer, cada vez que el francés se había acercado al podio de la Flecha Valona se había encontrado con dos muros, el de Huy, que elige al ganador en los metros finales, y Alejandro Valverde. El murciano ha ganado cinco veces la carrera, cuatro de ellas de manera consecutiva. En 2015 y 2016, Alaphilippe fue segundo. Igual que en la Lieja-Bastoña-Lieja de 2015.

Se trataba ya de una cuestión personal. El francés es, probablemente, el ciclista más parecido a Alejandro en el pelotón, capaz de dominar los muros como ha hecho Valverde en los últimos años. «Era la tercera vez que corría la Flecha y la tercera vez que estoy en el podio, esta vez como ganador. Trabajé muy duro para ganar esta carrera después de varios intentos en los que no pude. Estoy muy contento», reconocía el ganador.

Pero para llegar hasta ahí hubo que trabajar antes. Vincenzo Nibali, que siempre lo intenta, atacó desde lejos para intentar ganar. Con él se fueron otros cinco ciclistas y el Movistar puso a tirar a Mikel Landa. El escalador vitoriano contuvo la hemorragia. Cincuenta segundos de ventaja llegaron a tener los fugados. La ayuda de Lotto Soudal y Dimension Data consiguió controlar a los de delante y el impulso de Thijs Benoot sirvió para atraparlos a cinco kilómetros para la meta.

La carrera estaba donde le gusta a Valverde. Al llegar al muro de Huy se mantuvo entre los cinco primeros, con la victoria a la vista. Pero perdió terreno con el arranque de Vanendert y perdió distancia con Alaphilippe. Cinco, diez metros. Suficiente para no poder responder al ataque definitivo. Pudo con todos los demás, pero no con el francés. «Ni mucho menos es una decepción. Si ganase otra vez parecería fácil y la gente debe ser consciente de que nunca es sencillo», asume Alejandro.