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Fútbol
La desgarradora confesión de Marc Bartra: "Me empecé a desangrar..."
El central se abrió en una entrevista muy sincera

El 11 de abril de 2017 quedó marcado como uno de los días más oscuros en la historia reciente del fútbol. Aquel día, el autobús del Borussia Dortmund fue atacado con tres explosivos mientras se dirigía al Signal Iduna Park, a solo diez kilómetros del estadio, justo antes del partido de cuartos de final de Champions League ante el Mónaco. Ocho años después, Marc Bartra, único jugador herido en el atentado, ha compartido su estremecedor testimonio en el programa Viajando con Chester, presentado por Risto Mejide.
Durante la conversación, grabada en el estadio Benito Villamarín, el central catalán, hoy en las filas del Real Betis, relató los dramáticos momentos vividos aquella noche que cambió su vida. “Ese momento era de los mejores de mi vida. Estaba en la selección, en el Dortmund, con una vida muy cómoda… De repente, todo se convirtió en una escena de guerra: humo, pólvora, cristales rotos, trozos de metralla. Uno me impactó en la muñeca”, recordó.
La herida requirió una operación de urgencia. Pero Bartra desveló un detalle aún más estremecedor: el trozo de metralla que le hirió fue a clavarse en el asiento contiguo, que ese día estaba vacío porque su compañero, lesionado, no viajó con el equipo. “Fue la suerte de su vida estar lesionado. Si hubiera estado en ese asiento, seguramente le habría ido a la cabeza”, confesó.
El momento más crítico llegó tras la explosión, en medio del caos. “Me empecé a desangrar, no podía mover el brazo, un dolor increíble… Me estaba quedando inconsciente. Vi que la fisio vino gateando y me hizo un torniquete con la chaqueta del chándal. Pensé que no lo contaba”.
Fue entonces cuando su hija Gala apareció en sus pensamientos, y con ella, la fuerza para resistir. “Recuerdo mirar por la ventana y decirme: ‘Marc, no te duermas porque igual no vuelves a abrir los ojos’. En ese instante me vino Gala a la cabeza. Me dije: ‘No te puedes ir, aguanta por ella’. Ese atentado me cambió completamente la percepción de la vida. Me hizo aún más emocional”.
Tras una intensa investigación, las autoridades alemanas detuvieron al autor del ataque, un individuo motivado por intereses financieros. Aunque en un principio se encontró una carta que atribuía el atentado a extremistas islamistas, pronto se descubrió que el objetivo era provocar una caída en las acciones del Borussia Dortmund en bolsa, para beneficiarse de una operación especulativa.
Pese a su naturaleza tan alejada de la política o el terrorismo clásico, el ataque fue real, brutal y dejó cicatrices físicas y emocionales profundas, como las que todavía carga Bartra. Hoy, ocho años después, su testimonio sirve como recordatorio del impacto que la violencia puede tener incluso en los escenarios más inesperados, y también de la fortaleza humana cuando el instinto de vivir se convierte en la única prioridad.
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