Rendidos a la afición

Los héroes de Milán ofrecieron ayer su undécima «Orejona» a miles de madridistas que los acompañaron en su recorrido por la capital

Con el amanecer, los héroes de Milán no quisieron descansar ni un minuto para ir hasta Cibeles en dos autobuses descapotables y reunirse con los miles de aficionados que habían esperado toda la madrugada la llegada de su equipo. El capitán, Sergio Ramos, y el entrenador, Zinedine Zidane, rindieron pleitesía a la diosa de todos los madridistas a la que tocaron con la bufanda y adornaron con la bandera del Real Madrid, mientras ofrecían a los forofos merengues la «Orejona». Tras una madrugada de celebración desde Milán hasta la plaza de Cibeles, donde la fiesta terminó pasada la hora del desayuno, por la tarde tocaba presentar la copa de la Champions a los madrileños. Desde la Ciudad Deportiva del Real Madrid en Valdebebas, a última hora de la tarde el triunfador equipo merengue recorrió las calle O’Donnell y Alcalá en dos autobuses, esta vez cerrados por los chaparrones intermitentes, rodeados de aficionados que aplaudían su victoria.

Madrid en el puño

La primera parada institucional en el Palacio de Cibeles, sede del Ayuntamiento de la capital, donde la alcaldesa, Manuela Carmena, y unos cuantos representantes de la corporación municipal, además de algunos funcionarios y sus familiares, recibieron a los héroes de la Undécima. Carmena recibió de manos del presidente del club, Florentino Pérez, una réplica del trofeo de la Champions que agradeció con un gran aplauso que pidió a todos los presentes. «He querido abrazaros a todos los que he podido porque no es sólo el que os daría yo misma, sino el de todos los madrileños», afirmó la alcaldesa, que reconoció que tanto el Real Madrid como el Atlético, ponen el epicentro del mundo del fútbol en la capital. Por ello, la regidora madrileña, que no llegó a ponerse la camiseta blanca con el número 1 para Manuela, quiso que los jugadores y el cuerpo técnico se llevaran a la ciudad muy cerca, por lo que les regaló unos gemelos con el «skyline», para que lleven a «Madrid en vuestro puño, en vuestro brazo y en el corazón».

En el balcón

A continuación, llegó el momento de saludar desde el balcón del Ayuntamiento a todos los aficionados, que llenaban a reventar la plaza donde apenas doce horas antes el equipo había envuelto a la diosa Cibeles en la bandera madridista. Centenares de forofos que no esperaban que los jugadores se asomasen por la ventana de la sala donde se celebran las juntas de Gobierno municipales corrieron a aclamar a su equipo.

La siguiente parada, por una calle Alcalá «tomada» por los hinchas vikingos que casi no dejaban pasar a los autobuses del Real Madrid, en la Real Casa de Correos en la Puerta del Sol, sede de la Comunidad de Madrid, donde la presidenta regional, Cristina Cifuentes, no dudó en ataviarse rápidamente con las dos camisetas blancas del club que le obsequiaron Ramos y Pérez, mientras agradecía al equipo su triunfo, mientras reconocía sin pudor que tiene «el corazón blanco». «Es un día feliz para los madridistas porque nos traéis la Undécima, que no será la última, eso seguro», reconoció Cifuentes, que también rindió homenaje al gran rival que ha sido el Atlético de Madrid y que «engrandece la victoria».

De nuevo, ofrecimiento de la «Orejona» a los forofos madridistas que llenaban el kilómetro cero y que ya silbaban como locos por ver a su equipo después de horas bajo el sol y la lluvia. Sergio Ramos, Zidane, Cristiano Ronaldo y Arbeloa no dudaron en cantar con su hinchada que recibió con un rugido de alegría y el «We are the champions» a todo pulmón, mientras la «Orejona» pasaba de mano en mano de los triunfadores de Milán. «Estamos muy orgullosos de vosotros, como afición», quiso agradecer el entrenador que gritó con toda la plaza: «¡Hala Madrid!».

Homenaje

Y en el recuerdo del presidente del club el reciente atentado sufrido de nuevo por aficionados madridistas en Iraq. Un minuto de silencio y el homenaje del Real Madrid y los hinchas para los 16 que perdieron la vida hace unos días en una peña merengue de Bagdad y la docena, según las primeras informaciones, asesinados mientras seguían la tanda de penaltis en Milán.