Fórmula Uno

El pánico a la silla eléctrica de Red Bull

La escudería que ha ganado los cuatro últimos mundiales con Verstappen ha quemado a 19 pilotos desde 2005. Para la tercera carrera del curso ha cambiado a Lawson por Tsunoda

Yuki Tsunoda debutará con Red Bull en Suzuka
Yuki Tsunoda debutará con Red Bull en SuzukaASSOCIATED PRESSAgencia AP

En 2005, una compañía de bebidas energéticas adquirió lo que era el equipo Jaguar F-1 y desde entonces pasó a denominarse Red Bull Racing. La estructura que compraron venía de hacer resultados más bien discretos, pero el responsable de la empresa, Dietrich Mateschitz, provocó una revolución especialmente a nivel de marketing. Meses después, terminada su primera campaña, anunció el fichaje de Adrian Newey como director técnico y desde ahí empezaron a incorporarse otros grandes nombres. De forma paralela se creó una academia de pilotos que pretendía encontrar jóvenes talentos en las categorías inferiores, ayudarles en su trayectoria y, con un contrato con cláusulas leoninas, no invertir en estrellas con sueldos elevados.

En cinco años, en 2010, ya eran campeones del mundo con Sebastian Vettel, el primer gran producto procedente de la cantera. Ahora, en 2025, suma ocho títulos de pilotos y seis de constructores. Su otro gran descubrimiento fue Max Verstappen, aunque ahora el neerlandés no cobra como quisieran en Red Bull. Y en todo este proceso destacan figuras como Christian Horner (jefe de equipo), Adrian Newey (diseñador que ahora trabaja en Aston Martin), Jonathan Wheatley (director deportivo) o Rob Marshall (diseñador). Todos ellos han sido figuras clave para el ascenso de la escudería y no todos trabajan ya en Red Bull.

Hay una figura ciertamente oscura que ha permanecido en la sombra (menos de lo que quisiera) durante todos estos años y que fue la persona nombrada por el dueño de la compañía para velar por sus intereses: Helmut Marko. El expiloto austríaco está desde los inicios, tanto en Red Bull como en RB (antes Toro Rosso) y en la academia de pilotos. Él ha tomado algunas de las mejores decisiones, pero también muchas, muchísimas, de las peores. Sobre todo, en cuanto a pilotos se refiere. El vaivén ha sido constante, no tanto en Red Bull, pero muy habitual en el considerado equipo «B». De hecho en la F-1 al segundo asiento del equipo le llaman la «silla eléctrica» porque la mayoría de pilotos que han acompañado a las dos estrellas, Vettel y Verstappen, han salido por la puerta de atrás.

El último caso se ha producido esta semana. Liam Lawson, segundo piloto de Red Bull, fue despedido en la segunda carrera y bajado al equipo «B» de forma inmediata. Para sustituirle han elegido a Yuki Tsunoda, de RB, que terminará igual que sus predecesores.

La lista de despedidos desde 2005 incluye a Klein, Doornbos, Speed, Bourdais, Alguersuari, Buemi, Kvyat, Liuzzi, Vergne, Hartley, Gasly, Albon, De Vryes, Pérez… otros como Carlos Sainz huyeron a la primera oportunidad que tuvieron. La presión que ejerce Marko es muy grande, incluso durante los Grandes Premios. Una vez que salen de la disciplina energética hay muchos casos de buen rendimiento, como es el caso de Sainz (en McLaren, Ferrari y ahora en Williams), Albon (Williams) o el propio Gasly, que está viviendo un buen momento en Alpine.

Entre Red Bull y el equipo «B» suman un total de 19 despidos. Ninguna escudería se acerca. El piloto madrileño, que sufrió a Marko en ocasiones, habló de este tema en Suzuka, que este fin de semana acoge el Gran Premio de Japón: «Sólo creo que no es nada nuevo, es Red Bull y la forma en la que están gestionando las cosas. Lo hemos visto en los últimos diez años en Fórmula Uno o desde que yo estoy en F-1. Así es como se hacen las cosas allí. Un día tienes la oportunidad y al día siguiente, si no haces lo que esperan de ti, recibes el ascenso o el descenso. Así se hacen las cosas en Red Bull».Pero Marko también se equivoca y quizá el próximo en salir sea él mismo.

Verstappen, contra el despido de Lawson

En Red Bull las aguas bajan muy revueltas. La marcha de Adrian Newey no ha sentado bien a la escudería y el monoplaza ya no es tan dominante como en anteriores campañas. Verstappen está sufriendo, pero es tan bueno que maquilla el pobre rendimiento con buenos resultados. El neerlandés quiere marchar a Mercedes (y eso que su actual contrato son 50 millones de euros anuales) porque piensa que puede ser una escudería campeona a partir de 2026 con el nuevo reglamento. Verstappen está tirante con todo el entorno de Red Bull y ayer (y anteriormente en redes sociales) mostró su desacuerdo con el despido de su ya excompañero Lawson, que vuelve a RB (equipo «B»). Nadie mejor que el vigente campeón para saber que el coche no es fácil de entender y ni mucho menos es ya el más rápido.