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Froome, favorito y problema

El británico es el gran aspirante a ganar el Giro, aunque sigue pendiente de la resolución de su caso por abuso de «Ventolín»

Froome se toma el Giro con naturalidad / EFE
Froome se toma el Giro con naturalidad / EFElarazon

El británico es el gran aspirante a ganar el Giro, aunque sigue pendiente de la resolución de su caso por abuso de «Ventolín».

Cuando acabe el Giro el próximo 27 de mayo es posible que Chris Froome sea uno de los escasos corredores en la historia que han ganado las tres grandes. También es posible que días después en el palmarés del británico sólo figure el Tour. Cuatro veces, pero sólo el Tour. El ciclista del Sky sigue pendiente de la resolución sobre su «control anómalo» en laVuelta para determinar si es un positivo y debe ser sancionado. Mientras, continúa en el limbo legal que le permite seguir compitiendo con la incógnita de si sus resultados tendrán validez. Así participó hace unas semanas en el Tour de los Alpes, igual que antes había corrido la Vuelta a Andalucía. Pero si la UCI entiende que en la Vuelta dio positivo por abusar del «Ventolín» nada de lo que haya hecho desde entonces ahora quedará registrado en los libros. Como si hubiera acudido de oyente a las carreras.

La situación es casi idéntica a la que vivió Alberto Contador en 2011 cuando corrió el Giro pendiente del positivo por clembuterol registrado en el Tour el año anterior. Alberto arrasó en la carrera italiana, pero el ganador oficial de aquella edición es Michele Scarponi.

«Es una gran motivación tratar de ganar tres grandes vueltas seguidas. Según las sensaciones que he tenido en el Tour de los Alpes estoy preparado para ganar, pero no puedo decir que vaya a ser así. Se verá el resultado dentro de tres semanas. Tengo un equipo extremadamente versátil para ayudarme en cada parte de la carrera», dijo Froome en su rueda de prensa previa a la carrera. Como si no pasara nada. Para él, una vez cumplida su obsesión de ganar la Vuelta –aunque se la puedan arrebatar–, el Giro se ha convertido en una cuestión personal. «Ha pasado casi una década desde que participé por primera vez, en el país que me dio la bienvenida como neoprofesional, con el Barloworld, y estoy listo para intentar ganar», asegura.

Su gran rival para conseguir la victoria es el ganador del año pasado, Tom Dumoulin. «Esto no es bueno para el ciclismo. A todos nos gustaría que no hubiera ocurrido, incluido Froome», dice el holandés sobre la indefinida situación del británico. «Puede que no sea agradable para él. No es bueno para nadie, pero la situación es así y no se puede cambiar», añade. El año pasado el Giro vio una exhibición del ciclista holandés, que asegura haber progresado después de la experiencia. «He aprendido del año pasado cómo superar las dificultades en determinados momentos», dice.

El italiano Fabio Aru, el francés Thibaut Pinot y el colombiano Miguel Ángel López son los ciclistas que esperan algún error de los dos grandes favoritos para subirse al primer puesto del podio.

La presencia de Froome no es la única situación extraña que vivirá el Giro. Por primera vez una de las tres grandes nace fuera de Europa. La carrera comienza hoy en Jerusalén y las tres primera etapas transcurrirán por suelo israelí. El Gobierno ha extremado las medidas de seguridad para que nada suceda durante estos tres días.