Luto en el fútbol

Una derrota en 20 años y 125 muertos

Los enfrentamientos entre hinchas del Arema FC y la policía en la isla indonesia de Java Oriental se saldan con otra tragedia en un estadio de fútbol

Velas y flores en homenaje a los fallecidos en Indonesia
Velas y flores en homenaje a los fallecidos en IndonesiaMADE NAGIAgencia EFE

La tragedia vuelve al fútbol. El final del partido entre el Arema FC y el Persebaya Surabaya en Malang, provincia de Java Oriental en Indonesia, acabó con al menos 125 fallecidos y 323 heridos. Los hinchas del Arema, tras la derrota por 2-3, invadieron el césped del estadio Kanjuruhan y la policía intervino con gases lacrimógenos. Lo siguiente fue el caos.

Furiosos por la primera derrota en más de 20 años frente a su acérrimo rival, unos 3.000 hinchas del Arema tomaron el césped al final del partido. El estallido de la violencia hizo que se desplegaran la policía local y miembros de las Fuerzas Armadas indonesias, escoltando a los jugadores del club visitante hasta los vestuarios. Los enfrentamientos se produjeron entre los hinchas locales y las fuerzas del orden, con lanzamiento de objetos y uso de gases lacrimógenos, prohibidos por la FIFA en los estadios. Los incidentes derivaron en estampidas y escenas de pánico colectivo con decenas de personas asfixiadas o pisoteadas en medio de una batalla campal.

El Arema FC, a través de su página web, ya ha hecho saber que está dispuesto a ponerse a disposición de las autoridades para la investigación y a ofrecer una indemnización a las familias de las víctimas. Citando las directrices de seguridad de la FIFA en los estadios, que prohíben el transporte o el uso de «gases antidisturbios» por parte de los auxiliares de campo o de la policía, Amnistía Internacional ha pedido a las autoridades del país que lleven a cabo una investigación rápida, exhaustiva e independiente sobre las medidas policiales adoptadas.

Ferli Hidayat, jefe de la policía local de Malang, declaró que al partido acudieron unos 42.000 espectadores, todos hinchas del Arema, pues los seguidores del Persebaya tenían vetado el acceso para evitar trifulcas. La restricción se impuso tras los enfrentamientos en febrero de 2020 entre aficionados de los dos equipos en el estadio de Blitar, en Java Oriental, que causaron daños por valor de 250 millones de rupias (unos 16.700 euros).

A pesar de que Indonesia carece de una selección potente, el vandalismo abunda en un país obsesionado por el fútbol y en el que el fanatismo suele acabar en violencia, como sucedió con la muerte en 2018 de un hincha del Persija Yakarta, que fue asesinado por una turba de hinchas del club rival, el Persib Bandung.

La masacre de Malang es la más grave de una serie de incidentes y episodios violentos que han salpicado al fútbol indonesio a lo largo de los últimos años. El campeonato se ha suspendido durante una semana y se ha decidido que el Arema no acoja más partidos esta temporada.

El presidente del país asiático, Joko Widodo, ha ido más allá y ha ordenado al Ministro de Deportes y Asuntos de la Juventud, al jefe de la policía nacional y al director de la Asociación de Fútbol que «revisen a fondo los procedimientos de seguridad» para los partidos de fútbol. Y dictaminó que hasta que no se concluyan todas las investigaciones del caso, no se podrá reanudar el campeonato en la primera categoría.

El gobierno ha garantizado que investigará a fondo las causas de la tragedia. «Lo sentimos», dijo el ministro de Deportes y Juventud, Zainudin Amali, a la emisora Kompas. «Evaluaremos a fondo la organización del partido y la presencia de aficionados», comentó.

«El mundo del fútbol está conmocionado por los trágicos incidentes ocurridos en Indonesia», declaró el máximo responsable de la FIFA, Gianni Infantino. «Expreso mi más sentido pésame a las familias y amigos de las víctimas que perdieron la vida a causa de este trágico incidente», añadió. Por su parte, el observador del fútbol nacional, Kesit B. Handoyo, confía en que el Mundial sub’23 de 2023 que tiene previsto disputarse en Indonesia no sea cancelado por la FIFA tras la tragedia vivida en Kanjuruhan.