Opinión

Melchor, Gaspar y el Cholo Simeone

El entrenador argentino está empeñado en que el Atlético juegue como un equipo que hace un lustro ya no existe

Simeone da indicaciones en la banda durante el Atlético-Barcelona
Simeone da indicaciones en la banda durante el Atlético-BarcelonaRodrigo JimenezAgencia EFE

Año nuevo, pero mismas costumbres en el Metropolitano. Se ve que en ninguno de los planteamientos del nuevo año había intención de atacar al Barcelona hasta ir por detrás en el marcador. Después de tres victorias consecutivas, contra rivales de nivel bajo, todo sea dicho, se presentaba el líder en el feudo rojiblanco, buen momento para confirmar si el Atlético había conseguido resetear las malas sensaciones previas al parón por el Mundial o si, por el contrario, sigue con los vicios de siempre.

Con el culebrón Joao Félix aún por resolverse y con la ilusión generalizada de Pablo Barrios como próxima esperanza, el Cholo Simeone regaló el balón, el campo y la ambición al equipo blaugrana, que jugó plácidamente en el estadio colchonero hasta que se adelantó en el electrónico de manera totalmente justa.

Como en tantas otras ocasiones, se empezó a ver otro Atlético cuando tenía el partido ya perdido. Entonces adelantó líneas, robó la pelota en campo contrario y con posesiones más largas mereció un empate que no llegó.

En la reanudación se vio al equipo que todo aficionado quiere ver, con la ambición de la que adolecía al inicio y sin dejar salir a los de Xavi de su propio campo, demostrando que cuando quiere, sabe y puede. El segundo tiempo tuvo un claro dominador al que le faltó la costumbre de tener controlados los partidos y necesitó mucho trabajo para generar ocasiones. El coraje y el corazón son importantes, pero no suficientes. Los rojiblancos no merecieron perder ante un líder que dejó mucho que desear, vulnerable y con carencias. Es una auténtica pena que el técnico argentino se empeñe en jugar como un equipo pequeño, tropezando una y otra vez con la misma piedra. Más allá de la injusticia del resultado, la realidad del Atlético es que esta a 14 puntos del Barca y fuera de los puestos de la Liga de Campeones. Un balance muy pobre para esta plantilla y este entrenador, empeñado en jugar como el Atlético de hace un lustro cuando se ve con claridad que aquel equipo ya no existe.