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Fútbol

Rakitic marca la diferencia

Un gol del croata y las paradas de Dmitrovic le dan al Sevilla ante el Alavés un pase muy sufrido a cuartos de final

Rakitic celebra el gol que bastó para que el Sevilla ya esté en cuartos de Copa
Rakitic celebra el gol que bastó para que el Sevilla ya esté en cuartos de CopaDavid AguilarAgencia EFE

Con una jugada que podría haberse producido en enero de 2011, asistencia de Jesús Navas y gol de Rakitic, el Sevilla resolvió su octavo de final copero en el campo del Alavés. Vale usar la elocuente expresión: pasó ronda con más pena que gloria, con muchísima pena y ninguna gloria, pero está a tres partidos de una final a pesar de su puesto de descenso que ocupa, de la deplorable imagen que ofrece en cada comparecencia y, peor todavía, de la peste a cadáver que desprende el club. El fútbol es muy raro a veces, pero se puede afirmar sin demasiado miedo al error que es un cuartofinalista con pocas opciones de título.

Una vergüenza fue la primera parte de los sevillistas en Mendizorroza, donde los suplentes del Alavés le dieron un meneo de padre y muy señor mío. Ocho saques de esquina en media hora sacaron los vitorianos, que no se fueron ganando al descanso por la intervención de Dmitrovic a disparo de Luis Rioja y porque, sobre todo, a sus suplentes les falló la puntería. Al filo del descanso, robó Joan Jordán y chutó alto Lamela en lo que no fue una ocasión, ni mucho menos, pero sí al menos una prueba. ¿Iba a mostrar la banda de Sampaoli voluntad, no digo capacidad, de pasar la eliminatoria en la segunda parte? El entrenador quiso, desde luego, porque quitó a Suso con la sana intención de jugar, al fin, con once, y también a un desafortunado Gudelj para sacar a Fernando y Navas, dos veteranos con poco ritmo ya, pero con mucho amor propio.

Jesús Navas, que doblaba banda con Montiel, incurrió por su pasillo y centró tras recibir un buen pase de fijación de su par de Lamela. Apareció Rakitic en el punto de penalti para clavar el 0-1 con un remate espectacular en plancha. El croata, a su ritmo, suma. No mucho, vale, pero mucho menos aportan otros que este ilustrísimo que, al menos, le pone hombría e interés. Como pasó el sábado, ni siquiera al verse por delante acopió confianza este Sevilla sin fuerza ni moral. Al contrario, redobló su dominio el Alavés, que seguía acumulando llegadas, sobre todo a balón parado, mientras su rival coleccionaba tarjetas (pudo irse a la calle Badé) a la espera de una contra salvadora.

Un plan pobretón donde los haya, multiplicado en su pobreza cuando Nianzou sustituyó a En-Nesyri. Central por ariete, toda una declaración de intenciones que define la escasez de recursos de la plantilla y/o la nula confianza del cuerpo técnico en su arsenal ofensivo. Tal vez fuera lo más sensato, en cualquier caso. La primera acción del francés fue un habilísimo recorte como último hombre, a la salud de su pifia del sábado. ¿Sangre fría o inconsciencia? Pareció durante un tramo, pongamos que del 80 al 90, que el partido acabaría plácidamente. Y no, porque el Alavés gozó en la prolongación de sus oportunidades clarísimas de forzar la prórroga, un tiro de Jason repelido por Dmitrovic y otro, raso y avieso, de Salva Sevilla que lamió el poste derecho del serbio.

El Alavés puede lamentar la derrota porque, pese a la diferencia de categoría, no se encontró con un rival mejor. Sacó más de una docena de saques de esquina, convirtió al portero del rival en el mejor jugador del partido y se quejó de algunas decisiones arbitrales de un Soto Grado que no los perjudicó con descaro, pero tampoco los consideró de igual manera que a los sevillistas, que tiraron de oficio para que se jugase muy poco en el último cuarto de hora

A la Real le basta con una buena primera parte ante el Mallorca

La Real Sociedad avanzó a los cuartos de final de la Copa al eliminar con justicia al Mallorca tras un gran derroche de fuerza, ingenio y un gol de Robert Navarro en la primera mitad, para controlar el segundo período sin apenas sufrir ningún peligro. El conjunto mallorquín ha tenido una semana de mucha actividad con la marcha del argentino Franco Russo, que ha dejado un importante vacío en una defensa que empezó como un flan ante el empuje local.

Los donostiarras están en modo depredador tras el parón por el Mundial y a los cinco minutos ya habían dado el golpe al Mallorca, con un gol del joven Navarro asistido de forma brillante por Zubimendi. El equipo de Javier Aguirre no inquietó el área guipuzcoana en todo el primer período. La lluvia cayó con fuerza durante el segundo período, el gol era en esas circunstancias todo un tesoro para los donostiarras porque hacer fútbol salía muy caro, de forma que las ideas se congelaron en ambos bandos durante buena parte de lo que restaba de encuentro. El Mallorca daría un paso adelante en el último tramo del partido, llegó a inquietar algo a los donostiarras pero le habrían hecho falta muchos más minutos para que el cuadro bermellón acertara con la portería de un Álex Remiro que guardó todas sus energías para celebrar con sus compañeros el pase de ronda.