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Coto al vandalismo

En sólo una semana se ha producido el lanzamiento de objetos en dos partidos. Los culpables, sin identificar

Un bote de gas lacrimógeno obliga a suspender temporalmente el encuentro y desalojar el campo durante el partido frente al Celta
Un bote de gas lacrimógeno obliga a suspender temporalmente el encuentro y desalojar el campo durante el partido frente al Celtalarazon

La «animalada» que sucedió en el encuentro que enfrentaba al Villarreal contra el Celta no se puede volver a repetir. En sólo una semana la Liga española se ha visto envuelta en dos incidentes que han perturbado la tranquilidad de dos encuentros. Primero fue el «mecherazo» a Cristiano en la vuelta de las semifinales de Copa del Rey ante el Atlético y ahora el bote de gas lacrimógeno que se arrojó en El Madrigal y que obligó desalojar parte del estadio y paró el partido durante veinticinco minutos. «El bote lo lanzó un aficionado desde un vomitorio y luego huyó», dijo Fernando Roig. En ambos casos, ni la Policía ni la seguridad privada de los clubes han identificado todavía a estos «energúmenos».

Al Atlético, el juez de Competición de la Federación Española de Fútbol le impuso una sanción económica de 600 euros y el apercibimiento de cierre del Vicente Calderón, considerándose como una «falta leve». El del Villarreal parece un caso distinto. Según el código disciplinario de la FEF, se denomina falta grave a «los incidentes de público en general y el lanzamiento de objetos a las instalaciones y superficie de juego, en particular, que perturben de forma grave o reiterada el desarrollo del encuentro, provoquen la suspensión transitoria o definitiva del mismo o atenten a la integridad física de los asistentes». Y la multa correspondiente si así se declarara, llegaría hasta los 3.000 euros y el cierre del Madrigal de uno a tres partidos o incluso durante dos meses.

En algunos estadios de Europa, el lanzamiento de objetos y material pirotécnico se sucede en cada encuentro sin que nadie lo impida. No hace falta viajar muy lejos en el tiempo para encontrar ejemplos de ello: el 12 de octubre de 2010, el árbitro Craig Thompson suspendió un partido de clasificación para la última Eurocopa entre Inglaterra y Serbia por el lanzamiento de una bengala por parte de los ultras balcánicos. El 6 de mayo de 2013, la Justicia argentina clausuró el recinto de Boca Juniors, «La Bombonera», por el uso de bombas de humo durante el partido que les enfrentaba al eterno rival, River Plate. El 20 de octubre de ese mismo año, en un encuentro entre el Aston Villa y el Tottenham, un aficionado tiró una bomba de humo que cayó muy cerca de la posición del asistente, que afortunadamente resultó ileso.

La mayor desgracia del fútbol español se produjo el 16 de marzo de 1992, cuando el lanzamiento de una bengala en el estadio de Sarriá causó la muerte de Guillermo Lázaro, un niño de trece años que asistía al fútbol con su padre. Tanto los clubes como la Federación Española de Fútbol deben poner remedio a estos incidentes. Deben identificar a los culpables y asegurarse de que caiga sobre ellos todo el peso de la Ley.

Otras salvajadas que han ocurrido en algunos estadios

TRAGEDIA EN SARRIÁ.

Una bengala causó la muerte de Guillermo Alfonso Lázaro, de trece años, en un partido entre el Espanyol y el Cádiz.

SUSPENSIÓN EN GÉNOVA. El lanzamiento de una bengala en el minuto seis obligó a suspender el encuentro de clasificación entre Italia y Serbia.

SUSTO EN LA PREMIER.

Una bomba de humo cayó muy cerca de la posición que ocupaba el asistente en un partido entre el Aston Villa y el Tottenham.