FC Barcelona

Deportivo Alavés

Siempre puede contar con Messi

A la espera de que debute Dembélé y de que se recupere el lesionado Suárez, el «10» lidera el triunfo de los de Valverde ante el Alavés

Messi disputa un balón con los jugadores del Alavés Mubarak Wakaso (i) y Tomás Pina
Messi disputa un balón con los jugadores del Alavés Mubarak Wakaso (i) y Tomás Pinalarazon

A la espera de que debute Dembélé y de que se recupere el lesionado Suárez, el «10» lidera el triunfo de los de Valverde ante el Alavés.

A la espera de que debuten los fichajes (Paulinho lo hizo ayer y Dembélé lo hará en la próxima jornada), de que llegue alguna contratación más (¿Coutinho?) y de que se recuperen los lesionados (Luis Suárez), el Barcelona sabe que puede contar con Leo Messi. En medio del debate sobre si el «10» sonríe más o menos, se marcó un partido muy completo en Mendizorroza en el que, después de fallar un penalti, estrelló un balón en el larguero y resolvió con dos goles de pillo para llegar al parón de selecciones con una victoria. Lo peor que le hubiera podido pasar al Barcelona era pinchar ayer, después de un verano de polémicas y con dos semanas por delante hasta que se dispute otro partido. Leo zanjó la cuestión y terminó dando ejemplo en una carrera de 70 metros en una acción defensiva con el tiempo cumplido. Brilló Messi y se demostró que Iniesta todavía está para ayudar. A sus 33 años no ha renovado, tiene dudas, pero en duelos como el de ayer, en el que el monopolio del balón fue casi absoluto, su clase destaca por encima del resto.

Mueve y mueve Valverde a su equipo buscando encajar las piezas. Cambió el sistema y el sacrificado fue Alcácer. Jugó sin referente arriba el Barça, con Messi centrado, pero era una falsa posición de falso «9». Básicamente, el argentino actúa donde él ve que puede hacer más daño. Estar entre líneas era ayer imposible ante la disposición del Alavés. La distancia entre el centro del campo y la defensa era mínima, no se veían huecos, y había que buscarse la vida por otro lado. Los locales lo tenían claro: todos juntos, atrás, trabajando, colaborando y contragolpeando cuando se pudiera; nada de pérdidas cerca del área y en caso de necesidad, pelotazo y a volver a defender. Comenzó bien el Barcelona, dueño de la pelota y llegando por ambas bandas, sobre todo por la derecha con Sergi Roberto y Aleix. Jordi Alba era más selectivo al otro lado. Faltó profundidad (no era fácil) y precisión en los disparos desde la frontal del área. Iniesta era el único que rompía la monotonía y a Messi le costaba entrar en juego. El tiempo jugó a favor del Alavés, que nunca perdió el sitio y que comenzó a dar sustos, sobre todo en una carrera en la que Sobrino sonrojó a Piqué, pero no pudo con Ter Stegen. El duelo a partir de ahí se desordenó. Messi no pudo poner orden ni con un penalti excesivo (fue más un forcejeo entre Piqué y Ely), que señaló Del Cerro Grande. Fue riguroso, cuanto menos, pero Pacheco acertó la dirección del tiro del «10».

Tras el descanso dio antes el Alavés en otra contra, pero el guión se repitió y a Messi le llegó la inspiración del barrio. Lo que no pudo resolver con calidad lo logró con inteligencia. Alba e Iniesta combinaron en banda y el pase atrás parecía claro para Pina. Iba a despejar el medio del Alavés, pero se adelantó Leo y marcó, con algo de fortuna en el remate.

Ya había logrado lo más difícil el Barcelona. ¿Que haría el Alavés? Más cansado y con el marcador en contra, se estiró y dejó espacios. También tuvo algo más de peligro en ataque con Burgui. En los azulgrana no tardó en entrar Alcácer, que firmó unos buenos minutos pese a estar abierto a una banda. Trabajó y siempre fue un apoyo para sus compañeros. Su fe le llevó a perseguir una pelota tras perderla, la tocó con la cabeza y Messi ya estaba al otro lado para fusilar de forma inapelable. Otro gol de listo para él, y ya son 351 en su carrera en LaLiga.