Europa League
El Barça de Pedri remonta al Galatasaray para llegar a cuartos (1-2)
Un golazo del canario y el de Aubameyang sirven para dar la vuelta al resultado, que se había puesto en contra con el tanto de Marcao
Se le había puesto crudo el partido al Barcelona. Era Turquía, con el clásico ambiente ruidoso. El infierno, dicen. Y Marcao había adelantado al Galatasaray y lo celebró con tanta rabia que dio una patada al banderín y se lo cargó, lo que le costó una amarilla absurda. Se descuidó Ferran Torres en el marcaje y el defensa entró desde segunda línea y remató perfecto. A balón parado se iguala todo y la superioridad que estaba teniendo el equipo español de poco sirvió. Pero Pedri hizo poco después que el daño fuera menos. El canario es un futbolista fantástico, pero Xavi le ha pedido que vaya todavía más allá, que añada los goles a su manera de jugar. Y si son goles decisivos, pues mucho mejor. Y si son golazos, como el que logró, se lleva el titular. Combinó el centrocampista con Ferran Torres y se quedó en posición de disparo dentro del área. Pero pensó que era mejor idea amagar, y vio cómo Marcao pasaba de largo al tirarse al suelo. Ya sí tocaba rematar... O no, porque otro rival lo intentó tapar lanzándose, y también se comió el engaño. Sin casi tocar la pelota, dos hombres al agua y ya sí tocaba chutar para llegar al descanso sin ansiedad.
Parte del trabajo estaba hecho, pero la eliminatoria seguía igualada y Xavi no esperó más para intervenir y sacar a Dembélé, que es su futbolista más desequilibrante. No especuló el técnico y no lo hizo su equipo, que siguió al ataque y no tardó en dar la vuelta al resultado con el tanto de Aubameyang, a la tercera, después de dos paradas de Iñaki Peña, dos rechaces y la cesión de cabeza de Frenkie de Jong con mucha sangre fría.
Se había desplegado el conjunto azulgrana mejor que en el Camp Nou, donde no pasó del 0-0, lo que le obligó a tener una noche movida en Turquía. Bien en la presión tras pérdida, con un fútbol rápido e intensidad, conseguía desbordar al rival con la facilidad con la que no pudo en la ida. Sufrió un susto al principio en un tiro de Gomis, pero la oportunidad verdadera la tuvo Frenkie de Jong, en uno de sus desmarques por sorpresa que le dejó solo frente a Peña, para rematar muy cruzado con la izquierda. Empezaba a carburar el Barça cuando se encontró con el tanto en contra.
Y entonces el que empezó a carburar fue Pedri en ese final de la primera parte con su golazo, y en el comienzo de la segunda. Con Dembélé hubo más peligro que con Adama, Jordi Alba se alejaba de la banda al centro para contribuir a la creación de juego, De Jong rompía líneas, Ferran amenazaba... Fueron unos minutos de fútbol veloz y bonito que no fructificaron en un tercer tanto. y eso en el infierno se tiene que notar.
Se lesionó Dest, que estuvo notable, y entró Araujo porque no hay más laterales derechos al no estar inscrito Alves en la Europa League. El uruguayo tuvo mucho que hacer porque por su banda se desplegaba Arturkoglu, el futbolista más importante del Galatasaray, un diablillo que buscó de todas las formas posibles el desborde, el regate, la carrera, el desafío a los oponentes. Por allí rondó el empate en un centro que no encontró rematador y en un disparo que paró Ter Stegen.
Estaba perdiendo el Barcelona la pelota ya con demasiada rapidez. Tras haber dominado con la posesión, de repente todo le empezó a costar un poco más, lo que desembocó en esos minutos más desconcertantes. Pero el duelo poco a poco se fue enredando y eso favoreció a los barcelonistas. Protestas, choques, amarillas (con Jordi Alba en casi todos los fregados) los pitos de los aficionados... Se empezó a jugar poco al fútbol. Pasaban los minutos y los azulgrana ya apenas buscaron la portería de Iñaki Peña, aunque sí pudo hacer el tercero Depay. Tampoco sufrieron ningún contratiempo más y siguen adelante en la competición.
Podía haber dudas de cómo afrontarían la Europa League después de la decepción de haber quedado fuera de la Champions en la fase de grupos. Pero la actitud está siendo buena y el equipo sigue subiendo sus prestaciones. El partido del domingo en el Bernabéu puede ser una prueba para saber hasta qué punto.
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