
Mundial de Clubes
El Mundial de Clubes de los 1.000 millones de euros
El poderío económico del nuevo torneo ideado por la FIFA es un caramelo para los dueños y presidentes de los equipos particpantes

El Mundial de Clubes de los 1.000 millones de euros ya está aquí. La FIFA ha conseguido poner en marcha el torneo que es uno de los buques insignia de la presidencia de Gianni Infantino, convencido de que el máximo organismo del fútbol mundial debía tener más protagonismo en verano que el que acapara cada cuatro años con la Copa del Mundo de selecciones. Este nuevo torneo concede importancia a los clubes, que ahora van a poder sacarle partido a sus estrellas entre una temporada y otra en lugar de verlas por televisión mientras compiten para sus respectivas selecciones nacionales.
Para esta primera edición, la FIFA ha elegido Estados Unidos como sede, un mercado enorme en el que el «soccer» y la MLS están en pleno crecimiento. El problema es que, de repente, se han encontrado con un imprevisto, las revueltas sociales por las leyes migratorias de la administración Trump, que han hecho incluso que el toque de queda se decrete en Los Ángeles, donde este domingo empieza la acción en el Grupo B con un enfrentamiento de campanillas: PSG-Atlético.
Este nuevo Mundial de Clubes se ha encontrado con la oposición habitual de todas las competiciones que aparecen por primera vez, una mezcla de escepticismo y negacionismo, porque resulta que no había lugar en el calendario para aumentar el número de partidos. Seguramente, una corriente así apareció cuando se ideó la actual Liga de Campeones, o el resto de competiciones continentales que venían a acompañar a los torneos locales y, ahora, muchos años después, nadie se imagina el fútbol sin ellas y con partidos únicamente los fines de semana.
En la FIFA esperan que esta idea se consolide y vaya escalando posiciones en la pirámide de prioridades de los clubes y de los aficionados, que por ahora miran con recelo a la nueva competición. Algunos la colocan por detrás de la Champions en importancia en el palmarés y otros prefieren ponerla mucho más atrás, pero será el paso del tiempo y las ediciones las que digan qué tipo de torneo acaba siendo este Mundial de Clubes.
De lo que no hay ninguna duda a día de hoy es del músculo económico del que presume la FIFA, que ha invertido muchísimo para que sea atractivo para las cuentas de resultados de los equipos. Ya en el mes de marzo, el máximo organismo del fútbol anunció que había 1.000 millones a repartir entre premios y fijos por participar. Un caramelo demasiado goloso como para no captar la atención de presidentes y dueños. Algo más de 450 millones de euros están destinados a gratificar a los 32 participantes, con el Manchester City y el Real Madrid presumiendo del caché más elevado, que rondaría los 30 millones de euros únicamente por estar presentes en el torneo. Desde ahí las cifras van descendiendo hasta los 20 que se llevaría el otro representante español, el Atlético de Madrid, o los 14 millones de los representantes de la Conmebol.
A esto hay que añadir otros casi 500 millones que se van a distribuir en función de los partidos ganados y las rondas superadas. Unos dos millones se pagarán por las victorias en la fase de grupos; llegar a los octavos se gratificará con unos 7 millones y el gran bote será el de los 40 millones para el que termine levantando el trofeo.
El formato de competición consta de una primera fase con ocho grupos de cuatro equipos, donde se enfrentan todos contra todos. Los dos primeros clasificados de cada grupo se meten en octavos de final, y ahí se inicia el camino hacia la final del 13 de julio en el Metlife Stadium de Nueva Jersey con eliminatorias a partido único. Los favoritos a ser el primer campeón del Mundial de Clubes están, evidentemente, entre los doce equipos europeos.
Desde el vigente campeón de Europa, el PSG, que llega muy en forma tras haber alargado su temporada hasta la final de Múnich, pasando por el Real Madrid, que busca ser el primero en poner su nombre en el palmarés, como ya hiciera con la Copa de Europa; hasta el Manchester City, que después de gastarse mucho dinero en el pasado mercado de invierno, ha vuelto a sacar la billetera en esta pequeña ventana que se ha abierto para poder inscribir jugadores en el torneo. El Atlético tiene una muy buena oportunidad para olvidar los últimos dos meses de competición, donde se quedó sin objetivos claros. Los rojiblancos están en el Grupo B y el Real Madrid en el H. Si los dos fueran primeros o segundos de grupo se verían en semifinales y si uno es primero y el otro segundo sólo podría darse un derbi madrileño en la final.
Messi hace de anfitrión con su Inter de Miami, y ha abierto el torneo con un empate sin goles ante el Al Ahly. La Major League Soccer quiere mostrar sus avances, mientras que los equipos de la Conmebol (Sudamérica) se apoyarán en su eterna capacidad competitiva para compensar el bajón de calidad de sus plantillas por las carencias económicas. River y Boca pondrán color en las gradas con sus hinchadas siempre muy numerosas. Entre los mexicanos, dos viejos conocidos, Sergio Ramos y Sergio Canales con sus Rayados de Monterrey.
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