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1-1. Brasil se estrelló ante los suizos

Coutinho marcó un golazo y Zuber, en jugada polémica, empató tras el descanso. Neymar lució poco

Brasil - Suiza / Reuters
Brasil - Suiza / Reuterslarazon

Coutinho marcó un golazo y Zuber, en jugada polémica, empató tras el descanso. Neymar lució poco.

El «jogo bonito» quedó aparcado hace cuatro años cuando Brasil sucumbió, en casa y de qué manera (1-7), ante Alemania. La elección de Tite como seleccionador, después del fiasco con Dunga, ha servido para que la «canarinha» se reconvirtiese en un equipo sólido a la hora de defender, de trabajar en el centro del campo y dejase la poesía para Neymar, Gabriel Jesús y Coutinho, los encargados de romper las redes contrarias. Con esa filosofía se presentó ante la aguerrida Suiza, pero no fue suficiente para arrancar el camino hacia el título con una victoria.

Y la propuesta de Tite ante los suizos de Petkovic no se salió del guión previsto. No le importó tener la pelota. Desde el primer minuto tomó el mando de las operaciones. Neymar, que recibió un par de recados y acabó con diez faltas recibidas, se movía con libertad por todo el frente de ataque. Mandaba Brasil y mandó Coutinho un balón a la red. El azulgrana recibió un balón en la frontal y desde la izquierda batió a Sommer. Un gol «made in Coutinho», como los marcaba en el Liverpool y se espera que empiece a hacer en el Barça.

Sin embargo, el tanto no hizo mella en Suiza. Behrami y Shaka se esforzaban en el centro del campo ante Paulinho y Casemiro. Más complicado resultaba controlar al dinámico Williams. El del Chelsea corría y buscaba a su tridente, en el que Gabriel Jesús aportaba poco. El discípulo de Pep no encontraba su espacio para el remate y el juego se equilibró. El error de Brasil fue dar un paso atrás, ponerse el disfraz defensivo y buscar el contragolpe sin fortuna con lo que el rival ya no sufrió tanto. Neymar entró en un bajón y el descanso sirvió para la reflexión. Ganar con muy poco es complicado en un Mundial y Suiza esperaba la reanudación para hurgar, si podía, en las entrañas de Brasil.

Y claro que hurgó. Un saque de esquina, un empujón de Zuber a Miranda y un cabezazo del suizo, más listo que el exjugador del Atlético, propició el empate. Tampoco estuvo muy espabilado el meta Allison, al que la Roma ha tasado en 80 millones por si el Real Madrid u otro grande lo quiere. Un tanto que no valoró el VAR, que se dio por bueno y que sirvió para que comenzara un nuevo partido.

Había tiempo para que Brasil cambiase el chip. Y Tite lo intentó. Retiró a Casemiro, con una tarjeta, y entró Fernandinho. Después se fue Paulinho para que el «chino» Renato Augusto diese otro impuso a un centro del campo, que no funcionó lo esperado. Neymar fue castigado un par de veces más, provocó dos tarjetas, disparó desde lejos, pero no pudo ser el jugador que llevó a su equipo a la victoria. Tampoco Coutinho, irregular en su fútbol, apareció lo que debía. Atacaba Brasil ante una Suiza firme, rocosa, que se movía con destreza y que amagaba con contragolpes llevados por sus centrocampistas. Se lesionó Behrami, su mejor elemento, pero el equipo tenía las ideas claras, sabía enfriar el partido y se aferraba al punto con disciplina, con coberturas perfectas que hicieron que los brasileños no tuvieran claridad. Salió Firmino y tiró fuera. Luego fue el turno de Miranda y en la última jugada, Schar, providencial, evitó el tanto tras una falta lanzada por Neymar. Y el cuento se acabó.