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Mundial 2022

Suecia mete a España en un lío (2-1)

Con más intensidad, remontó el tanto de Carlos Soler y tuvo muchas ocasiones a la contra para hacer más goles. Ahora supera a los de Luis Enrique y es líder de grupo

Claesson celebra el segundo gol en el Suecia-España
Claesson celebra el segundo gol en el Suecia-EspañaTT NEWS AGENCYvia REUTERS

Tuvo que meter Luis Enrique a Traoré, a la desesperada, para que España igualase el ímpetu interminable de Suecia. Durante noventa minutos el rival empujó y empujó a España, incansable para correr a la espalda de los centrales españoles y para aprovechar los errores habituales de la selección en defensa. Era como si los suecos llevasen meses de temporada y en los españoles aún se notase que acaba de comenzar el curso. Durante muchos minutos, casi todos, España no supo tapar todos los escapes de agua que provocaba Isak a la carrera, que eran infarto tras infarto para Luis Enrique, Forsberg dirigía arrancando desde atrás con inteligencia y Kulusevski redondeaba una actuación sensacional durante 85 minutos, cuando ya fue cambiado, con la victoria en la mano y el primer puesto del grupo para ellos.

Pasó lo que Luis Enrique dijo que iba a suceder, sólo que el seleccionador no supo evitar lo que tenía tan claro. Durante la mínima concentración antes de este choque el técnico avisó del peligro de los encuentros en septiembre, que llegan como a destiempo, como si al ser tan pronto no fuesen importantes. Él repetía que era un choque vital, pero durante casi todos los minutos dio la impresión de que eran los suecos quienes se jugaban más vida que los españoles. O por lo menos que tenían más oxígeno, más cosas por las que dejarse hasta el hígado. Suecia fue más potente, más fuerte y tuvo más oportunidades. Sólo el cansancio evidente del final y la entrada de Traoré, un toro que va contra todo, y Sarabia dio esperanzas a España, al final, de sacar un punto y evitar una situación que no se presenta nada favorable ahora. Fue más por esfuerzo y cabezonería que por ocasiones. También Suecia sumó más y más claras. Ahora hay que esperar un error de Suecia o si no España estará condenada a la repesca, donde doce equipos se jugarán tres puestos.

Así es el fútbol, la España feliz de la Eurocopa se mete ahora en un problema. Tiene solución, pero deja en mal lugar al equipo que tan optimista acabó la campaña pasada. En Suecia se vio lo menos bueno del irregular conjunto de Luis Enrique: los errores defensivos y un dominio de la pelota que sólo sirve para dar más armas al rival. Morata, el delantero centro, fue el más destacado en los saques de esquina... en contra. En el área contraria pasó sin dejar una huella. Si en la Eurocopa, en el primer partido, España se cruzó con Suecia y se le fue la vida en busca de un gol que no hubo manera de encontrar, ayer el equipo de Luis Enrique tardó sólo cinco minutos en marcar. Un balón cruzado de Alba y la sorprendente aparición de Carlos Soler, que está en racha. No parecía tan difícil. Era sólo cuestión de encontrar el momento. Era una noticia excelente, porque obligaba al rival a cambiar de planes. Decía Luis Enrique que los partidos contra Suecia son más o menos parecidos en su desarrollo, porque es una selección que concede la pelota. El gol en contra tan pronto, sin embargo, la obligaba a tomar la iniciativa, a atacar sin huecos y sin explotar la velocidad. Eso debió pensar Luis Enrique, quizá con alegría durante...un minuto.

O menos. Porque marcó España, sacó Suecia, dio un pase atrás Carlos Soler, que más que un pase era un problema, no lo arregló Busquets y antes de darse cuenta, ya estaba el choque empatado y había que empezar de nuevo.

El equipo local, entonces, dio el balón a España y se hizo con el partido, sin ningún interés en dar pases horizontales o perder el tiempo en busca de un espacio: es una oda a la verticalidad. Laporte y Eric García sufrieron corriendo hacia atrás, porque la velocidad de Isak abría huecos por todos lados y España empezó a sentir que su embarcación no estaba preparada para tanta agua. El dominio del equipo de Luis Enrique fue el habitual en los partidos en los que no encuentra el ritmo: mucho juego cerca del área sin terminar de llegar a ningún sitio y sin ánimo para mantener el alto ritmo que exigía el rival cuando robaba la pelota. No llegaban los españoles y si lo hacían era al límite, con la punta de la bota. Falló Azpilicueta en el segundo gol y ya no hubo solución a la derrota.