Historias del balón
El único país del mundo sin fútbol se rebela
Decididos a cambiar esta realidad han puesto en marcha un ambicioso proyecto para cumplir su sueño: que la República de las Islas Marshall tenga Liga y equipo nacional.
La diminuta nación de cinco islas, 29 atolones y unas 60.000 personas, que está situada en el Océano Pacífico, a más de 3.000 millas de la costa noreste de Australia, no tiene antecedentes futbolísticos y, como resultado, es el autoproclamado último país en la Tierra sin representación internacional en el deporte.
En 2020, decidieron cambiar esta realidad y se pusieron en marcha cuando se fundó la Federación de Fútbol de las Islas Marshall (MISF) y en diciembre se dio un paso significativo al nombrar a su primer director técnico: Lloyd Owers. Desde entonces, han lanzado una auténtica campaña en redes sociales para hacer realidad lo que parecía un imposible. Incluso han puesto en marcha una campaña para el diseño de la primera camiseta de su equipo nacional.
"La República de las Islas Marshall es la última nación en la Tierra que no tiene un equipo de fútbol, ¿puedes creerlo?", afirman en la página web de su incipiente federación.
La República de las Islas Marshall es un país independiente, que comprende 5 islas y 29 atolones (islas de arrecifes de coral). Alrededor de 50.000 de los habitantes viven en la isla capital, Majuro. Se encuentra en medio del Océano Pacífico entre Hawái y Australia. Se tarda más de 3 horas en volar desde Guam, 5 horas desde Hawái y 7 horas desde Australia. Además de un comité local, la federación cuenta con la ayuda de varios voluntarios del Reino Unido para llevar el proyecto al siguiente nivel.
Lloyd Owers, en su puesto de Director Técnico, está ayudando a establecer un plan de estudios escolar y capacitando a entrenadores para ayudar a impartir sesiones técnicas para niños y jóvenes en la isla. También planean presentar una primera liga nacional para fines de 2023 y, en última instancia, crear un equipo internacional listo para jugar su primer partido contra otra nación.
¿Cuál es su objetivo?
Planean tener la primera liga competitiva a finales de 2023, y que los equipos internacionales masculinos y femeninos participen en partidos para 2024. Además, están capacitando entrenadores en las islas para entrenar a los niños en las escuelas.
Pero para ello necesitan dinero y establecieron un sistema de donaciones para adquirir desde artículos pequeños, como balones y conos, hasta artículos mucho más grandes, como porterías, infraestructura y camisetas de juego. Un iniciativa que está siendo todo un éxito. Hace tres meses que crearon su perfil oficial en Twitter y ya cuentan con más de 3.000 seguidores (entre ellos cuatro naciones de la Federación FIFA), han recibido más de 150 propuestas para su camiseta y han recaudado unos 2.300 euros.
Owers, el artífice de este sueño vive en Oxfordshire, y jugó de manera semiprofesional hasta los 24 (Ahora tiene 33). Ahora enseña entrenamiento deportivo a personas mayores de 18 años y estudiantes adultos. Anteriormente trabajó para la FA, impartiendo talleres de educación para entrenadores, y tiene una Licencia B de la UEFA y una Maestría en entrenamiento.
Después de graduarse, comenzó un blog para publicar planes de sesiones de entrenamiento, artículos y entrevistas con entrenadores de todos los ámbitos de la vida; no era más que un proyecto apasionante. Pero una entrevista con los miembros del equipo nacional de Samoa ganó fuerza en línea y, en poco tiempo, tuvo conversaciones con el presidente de MISF, Shem Livai, lo que condujo a una oferta de trabajo muy especial. "Ha sido un torbellino, pero la oportunidad de convertirse en parte de la historia era demasiado buena para despreciarla", afirma.
Quieren ser miembros de la Confederación de Fútbol de Oceanía (OFC) lo antes posible y también quieren ser miembros de la FIFA porque quieren tener la oportunidad de ser parte del escenario mundial."Los países vecinos como Tuvalu y Kiribati son miembros afiliados de la OFC, pero no tienen la infraestructura en los países para permitir la membresía completa de la OFC porque no tienen cosas como hoteles en las islas, mientras que las Islas Marshall sí" señala Owers.
Tienen una buena estructura. Es limitada, pero hay enlaces de transporte para llegar a las islas principales, por lo que tienen todo listo, aparte de la estructura de fútbol, que quieren desarrollar. También hay un estadio nacional que está casi terminado. Estaba destinado a completarse en julio, pero parece que va a ser mucho antes porque serán los anfitriones de los Juegos de Micronesia ese mismo mes.
La tierra disponible es bastante limitada y muchas de las islas no son lo suficientemente grandes para albergar un campo de fútbol. Kwajalein tiene campos de fútbol en la escuela secundaria y en la base militar de EE. UU., mientras que la capital, Majuro, tiene parques y espacios disponibles. aunque es muy informal, sin estructura. Ahora hay una necesidad creciente de niños y adolescentes que quieren jugar al fútbol en el país y sus padres decidieron dar impulso a este sueño.
Ahí es donde entra en juego Owers. Está lejos de ser tan simple como elegir un equipo de jugadores marshaleseses y seguir adelante; este proyecto requiere bases sólidas, educación y objetivos realistas a largo plazo.
"Por el momento, la atención se centra en construir desde cero, de arriba hacia abajo y reunirse en el medio. Primero implementaremos el plan de estudios escolar, que ha sido creado y planificado, y se implementará en las escuelas de todo el país y todas las islas, que luego se vinculará con la estructura juvenil, muchas de las cuales serán pequeñas debido al pequeño espacio disponible" subraya poniendo en valor la enorme tarea que tienen por delante.
El proyecto de las Islas Marshall está empezando a cobrar impulso y para ello lanzan un mensaje "Somos el último país del mundo sin selección nacional de fútbol. Finalmente, esperamos, eso está a punto de cambiar. Ayúdanos a lograr nuestro sueño de fútbol internacional en las Islas Marshall".
A lo largo de la historia el futbol ha sido mucho más que un deporte, ni los reyes, ni la política, ni el mismísimo Papa -hincha y socio del San Lorenzo de Almagro- han logrado escapar de él. Ahora, este diminuto país del pacifico también ha caído en sus redes. ¡Que ruede el balón!
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