Restringido

Vieri me tiró el micrófono

La Razón
La RazónLa Razón

El fútbol me ha aportado un gran patrimonio de amistad con personajes muy singulares como Vieri, Cassano y Figo, por citar tres de los «chicos malos» de carácter a veces fuerte y conflictivo. Mi relación comenzó con el delantero italiano de forma muy desagradable. Tras un partido del Atlético, salté al campo para buscar sus impresiones y me respondió de forma absurda e inexplicable, tirándome el micrófono al suelo. La cosa quedó ahí, pero un mes después, en una afamada discoteca de Madrid, coincidimos y le pedí explicaciones. Sin cortarse un pelo, me dijo que no le gustaban los periodistas. Y yo le respondí que a mí tampoco me gustaban los tipos a los que sus íntimos le llamaban «bobo» y que por algo sería... A partir de ahí empezó una sana amistad.

- Miedo de Cassano a Raúl

Con Cassano se produjo una situación atípica. En un viaje con el equipo, se sentó a mi lado para comerse una tableta de chocolate y unos cruasanes escondido porque no quería que le viese el capitán Raúl. Hablamos de todo menos de fútbol y quedamos a comer en Madrid. Me sorprendió de él que era el único futbolista que exigía la factura de la comida. Un chico malo, pero que jamás quiso que le invitasen a comer.

- «Me insultó Figo»

Con Figo todo comenzó como el rosario de la aurora por una información que no le gustó nada. Se enfadó tanto conmigo que en Balaídos me insultó gravemente. Yo me callé, pero en el aeropuerto de Vigo me fui a por él y tuvo que intervenir Julio Cendal (coordinador de seguridad del Madrid) para que no llegásemos a las manos. Una relación dura hasta que un día en Barajas se produjo una situación cómica: los dos cogimos una revista al mismo tiempo hasta que nos miramos, nos reímos y le dije: «¿No crees que es el momento de terminar con este mal rollo?». Dicho y hecho. Y más tarde fui la única persona que le despidió cuando abandonó la concentración en Austria para irse al Inter: «Cuando llegue a Milán te mandaré mi nuevo número de teléfono». Lo hizo. Chicos malos, pero no tanto...