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Higuaín, eterno sospechoso

A pesar de sus más de 250 goles en Europa, le persigue la fama de fallar en los días clave.

El delantero de la Juventus, en el entrenamiento de ayer
El delantero de la Juventus, en el entrenamiento de ayerlarazon

A pesar de sus más de 250 goles en Europa, le persigue la fama de fallar en los días clave.

Más de doscientos cincuenta goles ha marcado Higuaín desde que llegó a Europa con 19 años y un puñado de partidos en River, pero ni esa ingente cantidad de tantos le ha permitido escapar de la fama de jugador que falla en los momentos importantes. El vídeo con sus diez errores más graves es un clásico en Internet y, sin ir más lejos, la semana pasada en el Wanda, los propios hinchas argentinos se dejaron la garganta abucheando a su delantero. Le consideran culpable directo de las tres finales perdidas últimamente por la Albiceleste y no olvidan unas jugadas concretas que el Pipita arrastra como una bola de preso. Jugar con la selección es para él un infierno casi mayor que el que vive Messi. El remate desviado ante Neuer en la final del Mundial de Brasil es el principal punto de crítica de sus paisanos, que también le recuerdan errores frente a Claudio Bravo con la Copa América en juego.

Precisamente por este tipo de debates decidió dejar el Real Madrid y buscar otro sitio en el que sus goles se valoraran más. En Italia es donde más respaldo ha encontrado, porque en el Real Madrid, a pesar de que su oportunismo adelantó la celebración del título de Liga con Mourinho y fue clave en la remontada con Capello, también dejó un «¡uy!» inolvidable. Concretamente un remate a puerta vacía que se estrelló en el palo en la vuelta de octavos de final de la Liga de Campeones de 2010, la última en la que el Real Madrid cayó en la primera eliminatoria. En la ida, los blancos habían perdido por uno a cero en casa del Olympique de Lyon y Cristiano remontó ese tanto a los seis minutos en el Bernabéu. Después, el Pipita se plantó delante de Lloris, hizo el regate hacia la derecha y remató a la madera. El balón se fue fuera paralelo a la línea de fondo en una jugada que pudo cambiar definitivamente esa eliminatoria. Con 121 goles en 264 partidos y convertido ya en un futbolista maduro, dejó Madrid para ser más líder en el Nápoles, donde, cómo no, en la grada de San Paolo hay también quien advierte de que un penalti suyo enviado a las nubes confirmó que los de Rafa Benítez quedaban fuera de los puestos de Liga de Campeones.

Detrás de todo ese ruido hay un delantero de nivel mundial, que con un gol y una asistencia eliminó al Tottenham en Wembley en la eliminatoria anterior y que tiene muchas papeletas de ir a Rusia con su selección. Pocos tienen su capacidad para generar ocasiones claras y hoy tiene una oportunidad de ajustar cuentas con su pasado.