Hípica
Laura Heredia: “La biomecánica es una herramienta de salud tanto para el jinete como para el caballo”
La trayectoria de esta instructora de Biomecánica del Jinete está marcada por la búsqueda de una comunicación más fina y respetuosa entre jinete y caballo
Laura Heredia, al frente de Paddock Activo Collserola, es instructora de Biomecánica del Jinete, entrenadora certificada en Train Your Seat, Método Franklin Ecuestre y Equitación Centrada. Su trayectoria está marcada por la búsqueda de una comunicación más fina y respetuosa entre jinete y caballo, a través del conocimiento profundo del cuerpo humano y de cómo este influye directamente en la calidad de la equitación.
¿Cómo descubrió la importancia de la biomecánica aplicada a la equitación y qué le llevó a especializarse en este campo?
Después de formarme y profundizar en la biomecánica y la etología del caballo, empecé a notar incoherencias cuando montaba. Me surgían muchas preguntas: si el caballo es tan sutil, ¿por qué a veces falla la comunicación? ¿Es que no me entiende o es que yo no lo transmito bien? O, por ejemplo: si el caballo se tensa, ¿por qué mi cuerpo también lo hace? Poco a poco, descubrí en algunas formaciones que trabajaban la biomecánica del jinete que muchas de estas respuestas estaban en nosotros mismos. Me di cuenta de que, como jinetes, a menudo desconocemos cómo funciona realmente nuestro propio cuerpo y cómo pequeños ajustes -a veces milimétricos- pueden transformar nuestra manera de movernos y, con ello, nuestra comunicación con el caballo. Esa revelación me fascinó y fue lo que me impulsó a profundizar, estudiar y especializarme en este campo.
¿Por qué es tan importante trabajar también sobre nuestro propio cuerpo y cómo se mueve encima del caballo?
Cuando montamos a caballo, ponemos nuestro cuerpo en situaciones y movimientos que no realizamos en la vida cotidiana. Para poder sostener determinadas posiciones y acompañar el movimiento del caballo sin generar tensiones innecesarias, necesitamos que nuestro cuerpo tenga la fuerza, la elasticidad y la coordinación adecuadas. Si no entrenamos estas capacidades de forma específica, aparecen bloqueos musculares, rigideces y compensaciones que interfieren en la comunicación con el caballo. En cambio, cuando el jinete trabaja su propio cuerpo con un enfoque pensado para la equitación, consigue absorber y transmitir el movimiento de forma más fluida y equilibrada, facilitando que el caballo también se mueva con mayor libertad y armonía.
¿Cuáles diría que son los errores más comunes de los jinetes en cuanto a postura, equilibrio o uso del cuerpo?
Uno de los errores más habituales es intentar colocar el cuerpo en posiciones rígidas o forzadas, lo que termina bloqueando nuestras articulaciones. Esto se ve, por ejemplo, en una espalda desalineada, una pelvis rígida, tensión en pies o tobillos, o incluso un cuello demasiado tenso. Cualquiera de estos desajustes genera un efecto en cadena: cuando una parte del cuerpo se bloquea, limita la movilidad de las demás y crea más tensión generalizada. Esto no solo afecta a nuestro equilibrio y comodidad, sino que interfiere directamente en la comunicación con el caballo, haciendo que las ayudas sean menos claras y fluidas.
¿Qué diferencia puede notar un jinete cuando empieza a aplicar la biomecánica en su día a día? ¿Y qué cambia para el caballo?
Cuando el jinete aprende a escuchar y entender su propio cuerpo, empieza a moverse de una manera más eficiente y equilibrada. Esto se traduce en mayor comodidad para él mismo: menos tensiones, menos esfuerzo innecesario y mayor estabilidad en la montura. Para el caballo, esto significa que recibe ayudas más claras y suaves, puede moverse con más libertad y sin tener que compensar bloqueos o rigideces del jinete. En consecuencia, ambos trabajan con menor desgaste energético y el entrenamiento se vuelve más fluido, armónico y sostenible a largo plazo.
Habla mucho de la conciencia corporal, ¿qué significa exactamente y cómo se entrena sobre el caballo?
La conciencia corporal es la capacidad de percibir y entender cómo se mueve tu propio cuerpo y cómo ese movimiento influye en el del caballo, y viceversa. Cada tensión, cada pequeño ajuste, cada desequilibrio que tengamos se transmite y genera una respuesta en él. Al entrenar nuestra propiocepción -es decir, la sensibilidad para notar la posición y el movimiento de nuestro cuerpo- desarrollamos esa conciencia. Esto nos permite sentir incluso los cambios más sutiles, tanto nuestros como del caballo, y corregirlos en tiempo real para guiar el movimiento hacia donde queremos. Si no existe esta conciencia, esas sutilezas pasan desapercibidas, y entonces nuestras ayudas tienden a ser tardías o confusas. En cambio, con un buen entrenamiento de conciencia corporal, las ayudas se vuelven casi invisibles y la comunicación mucho más fina y fluida.
¿Cómo de importante es la biomecánica en la prevención de lesiones, tanto en el jinete como en el caballo?
La biomecánica es clave para la prevención de lesiones porque nos ayuda a movernos de forma más natural, equilibrada y sin tensiones innecesarias. Cuando el jinete aprende a detectar pequeños cambios de desequilibrio o bloqueo, puede corregirlos antes de que se conviertan en un problema mayor. Esto no solo protege su propio cuerpo evitando sobrecargas musculares, dolores crónicos o lesiones por malas posturas, sino que también repercute directamente en el caballo. Un jinete que se mueve de manera equilibrada permite que el caballo trabaje con menos esfuerzo, evitando compensaciones y tensiones que a largo plazo pueden causar daños en su musculatura, articulaciones o dorso. La biomecánica no solo mejora el rendimiento y la comunicación, sino que actúa como una herramienta de salud y longevidad para ambos.
¿Cuál sería el primer paso para un jinete que nunca ha trabajado la biomecánica?
El primer paso es aprender a sentir. Por ejemplo, le pediría que se concentre en notar y describir el movimiento de su pelvis mientras acompaña el paso del caballo. Este simple ejercicio de observación es una puerta de entrada fundamental: cuando prestamos atención, empezamos a percibir diferencias que antes pasaban desapercibidas. A partir de esa percepción, podemos comenzar a identificar tensiones, bloqueos o asimetrías, tanto en nuestro propio cuerpo como en el del caballo. Esa información se convierte en la base para corregir patrones posturales y avanzar hacia una equitación más eficiente, fluida y respetuosa.
¿Cree que todas las disciplinas se pueden beneficiar de este campo?
Por supuesto. Independientemente de la disciplina, todas comparten unas mismas bases: necesitamos movimientos fluidos, relajados, coordinados y equilibrados. Trabajar con la biomecánica del jinete ayuda a mejorar la comunicación y la sutileza de las ayudas, favorece la prevención de lesiones y permite que tanto jinete como caballo trabajen con mayor eficiencia y bienestar. Cuanto más fina es la conexión y más natural el movimiento, mejores serán los resultados en cualquier disciplina.