
Tenis
Zverev, más preparado que nunca para ganar en Australia, ante Sinner, su primer Grand Slam: así ha mejorado la derecha, el saque...
El alemán, al que hace diez años todos señalaban como dominador del circuito, no ha conquistado aún un Grand Slam. En Melbourne está ante la tercera oportunidad, pero su rival, Sinner, por momentos parece invencible

El debate con Alexander Zverev ha ido cambiando a lo largo de los años. En 2016 jugó por primera vez contra Rafa Nadal, en los octavos de final de Indian Wells. El español ganó por 6-7 (8/10), 6-0 y 7-5. Tuvo que hacer frente a una bola de partido, con 5-3 en el tercero, que el alemán mandó a la red, cuando tenía un volea comodísima. «Tiene todos los golpes, es joven [no había cumplido los 19] y tiene mucho camino para recorrer. Lo tiene todo para ser número 1 y ganador de Grand Slam», dijo en ese momento la leyenda de Manacor. Se señalaba (todo el mundo del tenis) a Zverev, tenista que había sido número uno júnior, campeón del Open de Australia de la categoría en 2014, como el futuro dominador. Han pasado casi diez años de aquel partido, y la pregunta ahora ha pasado de ser «¿cuántos Grand Slams ganará?» a «¿ganará algún Grand Slam».
No es que su carrera esté siendo mala (tiene sólo 27 años), al revés, pues ganó el oro olímpico de Tokio, tiene 23 títulos, entre ellos dos Copas de Maestros y cinco Masters 1.000, y es el número dos del mundo, pero el potencial le situaba ya con alguna corona en los torneos que más prestigio dan, y se le resiste. En Melbourne está ante su tercera oportunidad. Ya se quedó a un paso en el US Open 2020, el año de la pandemia, cuando Thiem le remontó dos sets en el partido por el título (2-6, 4-6, 6-4, 6-3 y 7-6 [8/6]) y estuvo cerca también en Roland Garros 2024 ante Carlos Alcaraz (6-3, 2-6, 5-7, 6-1 y 6-2). El reto ahora es mayúsculo, porque su rival es Jannik Sinner, el mejor jugador del momento, número uno, defensor del título, campeón de los últimos dos Grand Slams sobre pista dura y que no pierde desde octubre (son 20 victorias seguidas, sólo tres sets cedidos).
La mejoría de Zverev
Zverev tiene nuevas armas para intentarlo. El alemán es el ejemplo de que los tenistas no dejan de aprender. En su caso, con uno de los mejores reveses del circuito, los golpes con más margen de mejora eran el saque y la derecha. Con el servicio cometía demasiadas dobles faltas, aspecto que ahora ha limitado. Es más, su fiabilidad es tremenda pues mete más del 70 por ciento de primeros, con un promedio de velocidad superior a los 200 kilómetros por hora. «Lanzaba la pelota tan alto que al esperar tanto tiempo a que cayera perdía impulso, así que lo principal que hemos cambiado en los últimos cuatro o cinco años es lanzarla más baja para que sea un movimiento fluido. Así, golpeo la bola en el punto más alto que puedo en lugar de esperar a que baje», explicó el propio tenista.
Respecto a la derecha... «Es el golpe que más he trabajado durante toda mi carrera», reconoció recientemente. Siempre ha dado que hablar. «Vosotros decís que es una mierda, pero yo creo que es bastante buena», se mostró desafiante en una conferencia de prensa en 2018. Los rivales lo veían como un punto por el que atacar y ha terminado dándose cuenta de que necesitaba darle una vuelta. «Él armaba el brazo un poco tarde, y lo que hacía era dejar la pierna izquierda floja en el aire y no pasaba la energía hacia delante», señala Jordi Arrese, subcampeón olímpico en Barcelona 92 y ahora comentarista en Eurosport. Los que saben de tenis no se cansan de decir que, por mucho que la raqueta se sujete con la mano, es un deporte al que se juega con las piernas, porque de ahí nace la fuerza que después se tiene que trasladar a la mano.
«En la biomecánica del tenis, cuando llevas la raqueta hacia atrás, eso va en negativo, si tú luego no colocas bien las piernas acabando el balance hacia delante, el cuerpo se va hacia atrás. Él antes no ponía presión en la pierna izquierda, pero ahora lee mejor lo que llega del otro lado y le da tiempo a armar el brazo y conseguir pasar el golpe hacia delante. No tiene nada que ver la seguridad que te coge una bola cuando tú armas bien y las piernas, los hombros, todo, va hacia adelante. Eso hace que tenga mucha más potencia y más de todo», prosigue el análisis Arrese. Es un golpe más estable y que además hace más daño al rival. Zverev va a necesitar su mejor versión contra un tenista que por momentos parece una máquina.
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