Energía

La demanda eléctrica ya está en crisis: se desploma hasta octubre

La caída alcanza el 2,8% hasta octubre y se encuentra en cifras de recesión. La industria del automóvil, que representa el 10% del PIB, consume un 11% menos de energía que hace un año

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La demanda eléctrica es uno de los indicadores clave de la buena salud de cualquier economía. No hay más que echar un vistazo a las hemerotecas que cuantifican en gigavatios las oscilaciones en empresas y hogares. Siempre que se apaga la luz, tiemblan las finanzas. Y el cortocircuito ya es un hecho. La demanda de electricidad se desploma en lo que va de año a niveles de recesión. En algunas industrias, como la automotriz, el hundimiento en los últimos doce meses es del 11%.

En 2009, año en el que la crisis financiera tumbó la economía española, el PIB se desinfló un 3,7%, un punto menos que la demanda eléctrica, que cayó un 4,7% hasta los 252.660 GWh. Toda esa caída de la demanda estuvo vinculada a la actividad económica, según los datos registrados por Red Eléctrica Española (REE). En 2010, la actividad se recuperó y aunque el PIB cerró plano, la demanda se activó un 3,1%. De esa cifra, un 2,7% correspondió al mejor comportamiento de las empresas.

Desde 2011 a 2013, España entró de nuevo en barrena. Durante esos años, la demanda eléctrica sufrió un nuevo desplome. En 2011, el PIB decreció un 0,8% y la luz sufrió un retroceso del 1,9%. La caída de la actividad industrial tuvo la culpa en un punto porcentual. En 2012, el hundimiento económico fue del 3%. En este caso, la depresión de la demanda eléctrica por la actividad económica (-1,8%) fue incluso superior a la de los hogares y a la media general (-1,4%). En 2013 llegó la tercera caída anual consecutiva. La economía volvió a caer un 1,4%, por debajo de la demanda eléctrica, que se hundió un 2,2%, todo computable a la actividad económica, según los mismos datos de REE.

La recuperación económica viene acompañada de la energética. Salvo una única excepción. En 2014, los hogares aún no creían en la salida a la crisis. Aunque el PIB acabó creciendo un 1,4%, la demanda eléctrica volvió a hundirse por cuarto año seguido. Sin embargo, el 1,1% de retroceso (hasta los 243.174 GWh) se quedó en un –0,1% descontados los efectos de laboralidad y temperatura. Es decir, teniendo en cuenta que el invierno fue cálido y el verano se hizo llevadero, la demanda se mantuvo plana. La verdadera recuperación, la que llegó desde 2015 a 2018 se tradujo en avances del 3% en el PIB y en crecimientos de la demanda eléctrica. Quizá no tan llamativos como en los años del «boom» de la construcción, pero incrementos al fin.

La demanda eléctrica cayó un 1,9% el pasado octubre, descontados los efectos de la temperatura y el calendario

Ahora, con todos los indicadores echando el freno, la demanda eléctrica muestra de nuevo síntomas de debilidad. Sin embargo, estos son incluso más agudos de lo esperado, lo que puede ser un síntoma de que la desaceleración es más profunda de lo previsto. Así lo reflejan los datos facilitados por REE correspondientes al mes de octubre, en el que la demanda fue un 0,7% inferior al mismo mes de año precedente, hasta alcanzar los 21.432 GWh. En este caso, descontados los efectos del calendario y de las temperaturas, la caída es incluso superior, de un 1,9% respecto a octubre de 2018. En el sistema eléctrico peninsular, la demanda de octubre bajó hasta los 20.133 GWh, un 0,8% inferior a la registrada en el mismo mes del año anterior. Si se tienen en cuenta los efectos del calendario y las temperaturas, la caída es del 2% con respecto a octubre del 2018. La demanda mensual también fue inferior, en este caso un 0,7% en términos interanuales, una caída aún mayor (–1,8%) en términos desestacionalizados. Solo el sistema balear se anotó crecimientos en octubre, del 3% (hasta 490.338 MWh). Con los efectos del calendario y las temperaturas, el aumento fue del 2,5% con respecto a octubre del 2018.

Diez meses cuesta abajo

Los datos de octubre rubrican una clara tendencia a la baja desde enero. Así, durante los diez primeros meses del 2019, la demanda estimada por REE alcanzó los 220.452 GWh, un 1,8% menos que en el mismo periodo de 2018. Dato aún peor una vez corregida la influencia del calendario y las temperaturas, con una caída del 2,8% respecto a enero-octubre de 2018. La demanda peninsular, donde se concentran la mayor parte de fábricas, empresas y población, registra peores datos aún. En lo que va de año, la demanda de energía eléctrica en la Península fue de 207.436 GWh, un 1,9% menos que en el 2018, cifra que se va al –3% teniendo en cuenta las temperaturas y el calendario. La demanda sí aumenta en las islas (un 0,8% en Baleares y un 0,1% en Canarias).

A tenor de estas cifras y salvo que se dispare el gasto eléctrico en los dos últimos meses del año, la caída de la demanda acumulada hasta octubre, de entre el 1,8% y el 2,8%, se encuentra en el rango de los tres últimos años de crisis, en los que la economía española volvió al lodo.

Especial mención merece el sector automotriz –que representa el 10% del PIB y que supone un 2,7% del gran consumo– cuya demanda eléctrica se ha hundido un 10,8% en los últimos doce meses y un 7,2% el pasado mes de octubre, lo que no augura nada bueno por el peso del motor y de las industrias auxiliares en el empleo y las exportaciones.

Caídas en las industrias metalúrgica, química y papelera

Las industrias, grandes consumidores de energía, están anticipando una fuerte desaceleración. Así, la demanda de las metalúrgicas, que representan el 23,3% del gran consumo, se ha despeñado un 12% en los últimos doce meses (12,5% en octubre). El de las químicas cae un 4,8% y el de las plantas papeleras cae un 2,9% (6,7% en octubre).