Coronavirus

Bruselas pronostica recesión en toda Europa y da manga ancha a los estados para gastar

El crecimiento “caerá o se volverá negativo muy probablemente este año, pero podemos esperar que se recupere en 2021”, avanza la Comisión Europea

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A situaciones extraordinarias, medidas extraordinarias. El ejecutivo comunitario acaba de anunciar una bula generalizada con el objetivo de que los Estados Europeos puedan inyectar liquidez sin cortapisas. Esto incluye que el dinero público empleado para luchar contra los efectos del coronavirus no contabilizará dentro de las normas de déficit que marca el Pacto de Estabilidad y Crecimiento y que el ejecutivo comunitario también tendrá manga ancha a la hora de permitir ayudas al sector privado dentro de la normativa de Competencia. Bruselas responde así a sus propios pronósticos. Y es que la Comisión Europea (CE) ha estimado hoy que el crecimiento de la Unión Europea (UE) “caerá o se volverá negativo muy probablemente” este año a causa de la crisis del brote de coronavirus, aunque confió en que vuelva a remontar en 2021. “Sí, el crecimiento caerá o se volverá negativo muy probablemente este año, pero podemos esperar normalmente que el crecimiento se recuperará el año próximo”, indicó el director general de Asuntos Económicos y Financieros de la CE, Maarten Verwey. El crecimiento descenderá “muy probablemente muy por debajo de las previsiones de febrero”, cuando la CE vislumbraba para la eurozona un repunte del 1,2 % del PIB y, para el conjunto de la Unión, del 1,4 %.

Bruselas resucita, de esta manera, el esquema temporal excepcionalmente flexible puesto en marcha tras la quiebra de Lehman Brothers en 2008 y que permitió la utilización de dinero público para salvar a los bancos europeos y permitir su supervivencia tras el colapso de los mercados financieros internacionales. Como muestra del compromiso del ejecutivo comunitario en actuar de manera veloz y eficaz, la comisaria de Competencia, Margrethe Vestager, ha explicado que Dinamarca solicitó ayer la luz verde de Bruselas para un esquema de ayudas a las empresas obligadas a suspender eventos y que esta aprobación ha llegado en pocas horas. La Comisión Europea quiere que esto sólo sea el principio y está dispuesta a estar en permanente contacto con las autoridades europeas ante la previsible avalancha de solicitudes de este tipo.

Bruselas se resiste a dar por muerto el Pacto de Estabilidad y Crecimiento y asegura que tan sólo está utilizando los mecanismos de flexibilidad previstos en la normativa y que ya se utilizaron en el pasado en situaciones como la ayuda a la banca, la crisis de refugiados o la amenaza yihadista. Pero de facto, el anuncio de hoy supone que el Pacto queda suspendido hasta nuevo aviso y que la laxitud se impone. La pregunta es por cuánto tiempo.

“El shock es temporal pero tenemos que hacer que sea tan corto y contenido como sea posible” ha asegurado la presidenta del ejecutivo comunitario, Úrsula von der Leyen para después animar a las capitales a utilizar “todas las medidas que crean necesarias” para apoyar a los sectores más castigados como turismo, transporte o el comercio minorista. Dentro de esta excepcionalidad, Bruselas promete tratar con especial mimo a Italia pero von der Leyen también ha reconocido que otros Estados pueden encontrarse en una situación parecida según vaya avanzando el virus. Bruselas tampoco olvida el papel de los bancos a la hora de proveer de liquidez a la economía real. Una década después de la crisis financiera, la Comisión Europea asegura que la situación es mejor que en el pasado, pero insta también a los Estados a que las entidades financieras puedan realizar su función para dinamizar la economía.

El ejecutivo comunitario también aprovechó la ocasión para anunciar un paquete de liquidez de 37.000 millones de euros para auxiliar a los sectores más dañados y tapar los primeros agujeros. A pesar de las buenas intenciones, el ejecutivo comunitario reconoce que no se trata de dinero nuevo sino de reorientar los actuales fondos que reciben las regiones a través del presupuesto europeo. También estudia un papel más predominante para el Banco Europeo de Inversiones y estima que se podrán movilizar al menos 8.000 millones para ayudar a las pequeñas y medianas empresas con créditos blandos. “Es un paquete importante, pero la situación evoluciona con rapidez. Haremos todo lo que sea necesario para apoyar a los europeos y la economía europea”, ha declarado von der Leyen.

A pesar de la excepcionalidad de la situación, fuentes diplomáticas comunitarias confían en que el año que viene la economía europea pueda comenzar a crecer y aseguran no haber cifrado todavía el impacto de la caída este año. El lunes se reúnen los ministros de Economía y Finanzas de la zona euro en un encuentro caracterizado por la división entre las capitales. Mientras París presiona para un pacto de estímulo fiscal ambicioso y coordinado entre las capitales, Berlín prefería que las medidas se limiten al corto plazo. España se situaba junto a Alemania y rechazaba planes de estímulo ambiciosos que conlleven “comportamientos irresponsables” y disparen el déficit público, en palabras de fuentes del Ministerio de Economía. No obstante, tras el batacazo de las bolsas por las decepcionantes medidas del BCE, Alemania ha dado un paso al frente y veremos si el resto de los socios van en la misma dirección el lunes. “Yo no hablaría de estímulo fiscal, sino de ayuda frente a al crisis”, ha asegurado el vicepresidente ejecutivo Valdis Dombrobskis, en una defensa indisimulada de las tesis alemanas y españolas.