Coronavirus
Moncloa calcula que se perderán un millón de empleos por el coronavirus
El Ejecutivo calcula unas pérdidas de unos 125.000 millones de euros si la crisis se prolonga cuatro meses
Nadie duda ya en España de que la factura económica del covid-19 será de dimensiones descomunales con todo un país encerrado y en estado de alarma por la pandemia global, declarada la semana pasada por la Organización Mundial de la Salud. Su impacto, aún difícil de predecir, dependerá del horizonte temporal de duración de la emergencia sanitaria. Por eso, las autoridades monetaria y gubernamentales de nuestro país barajan ya diversos escenarios económicos postcovid-19, ligados a la prolongación temporal de la crisis. Concretamente, los técnicos del Gobierno español han diseñado diferentes cuadros macroeconómicos, en función de la intensidad de la misma. En uno de ellos, considerado intermedio, estiman unas pérdidas económicas de unos 125.000 millones de euros y una destrucción de puestos de trabajo de un millón de empleos.
Según fuentes gubernamentales consultadas por este diario, este retroceso del Producto Interior Bruto (PIB) de casi 125.000 millones de euros y la desaparición de un millón de empleos corresponde a una duración del período de crisis en el tiempo de unos cuatro meses, contando a partir de febrero pasado. De cumplirse esta previsión, la economía española perderá tres años de crecimiento económico, es decir, el Producto Interior Bruto regresará prácticamente a la cifra registrada en 2016.
De cumplirse la estimación, esta instantánea postcovid-19 diseñada por el Ejecutivo central colocará en la práctica a España en la antesala de la recesión económica. Los economistas consideran que un país entra en recesión cuando su PIB registra descensos tres trimestres consecutivos, situación dibujada por este escenario.
Esta caída del crecimiento del PIB será fiel reflejo de una fuerte contracción de la demanda nacional, así como de un notable descenso de la demanda externa, en un contexto internacional de pandemia global.
Turismo, el más castigado
Del millón de empleos que prevé este escenario económico que desaparezcan, el sector turístico es el que peor parado saldrá, con una destrucción directa de 300.000 empleos de los 2,2 millones de personas que trabajan en este sector. Esta desaparición de trabajos está vinculada a una prolongación de unos 120 días de la crisis sanitaria y, por ende, del impacto de las medidas de excepción adoptadas por el Gobierno con la declaración del estado de alarma el fin de semana pasado. A esa pérdida de puestos directos hay que sumar casi otra cifra similar de trabajos indirectos.
Es decir, sólo en el sector turístico se pueden llegar a destruir de un plumazo casi 600.000 empleos entre directos e indirectos. Este sombrío panorama se explica por la cascada de cancelaciones de las reservas hoteleras no sólo como consecuencia de la suspensión de la Semana Santa, Fallas y Feria de Abril por la declaración del estado de alarma, sino también por las que se están produciendo ya de cara al verano.
De hecho, la patronal del turismo Exceltur da por perdida también la temporada estival si durase cuatro meses la emergencia sanitaria. Esta es la elevada factura que pasará al país el cierre de comercios, bares, restaurantes, salas de cines y teatros, así como el parón sufrido por el transporte y la industria.
Las pérdidas directas por el cierre en el sector turístico, principal motor de la economía española, se calculan en casi 34.000 millones de euros, tres puntos del PIB nacional.
No obstante, la patronal del turismo no descarta que esta cuantía pueda multiplicarse si el Ejecutivo no adopta un plan de choque urgente para paliar los efectos del covid-19. Mientras, el escenario intermedio del Gobierno estima que el impacto negativo del sector turístico pueda llegar a superar los cinco puntos del Producto Interior Bruto. A este desolador panorama hay que añadir otros 400.000 empleos que desaparecerán en el resto de los sectores productivos, de cumplirse este escenario económico.
Plan de choque
Según fuentes solventes, el Gobierno aún no ha adoptado un plan de choque con medidas de mayor calado, que inyecten más liquidez al sistema, por las objeciones puestas desde el Ministerio de Economía a la aprobación de una nueva batería económica que dispare el déficit público.
Además, considera prioritario sacar adelante unas nuevas cuentas del Estado, prorrogadas en la actualidad, y la luz verde de Bruselas para que el objetivo del déficit fiscal pueda saltar por los aires y, así, poder aumentar el gasto público ante un escenario de fuerte contracción del consumo y una importante merma de ingresos públicos.
Después de seis años consecutivos de reducción del agujero de las cuentas públicas, el año pasado el desfase fiscal se situó en el 2,5% del PIB, cuantía que, según el Gobierno, este y el próximo año se superará con creces para poder combatir el covid-19.
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