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Director jurídico, el puesto maldito en Codere

La salida de Sebastián Cuenca deja libre el cargo, que sumará tres candidatos en apenas año y medio. La guerra accionarial interna y los problemas financieros fuerzan su marcha

Personas andando frente a locales de apuestas que la empresa Codere tiene repartidos por todo Madrid
Personas andando frente a locales de apuestas que la empresa Codere tiene repartidos por todo MadridLuis DiazLa Razón

El puesto de director jurídico de la multinacional española del juego Codere tiene lo que se denomina asiento caliente, en el que sus ocupantes no duran mucho en el cargo, calificado ya dentro de los foros de empleados de la compañía como maldito. Al paso fugaz que tuvo Sagrario Fernández, que apenas duró un año al frente de la asesoría legal, hay que sumar ahora la de su sucesor, Sebastián Cuenca, que apenas ha conseguido mantenerse en su puesto seis meses. Por tanto, en poco más de año y medio, ese despacho conocerá tres inquilinos diferentes. Los problemas económicos y financieros que vive la empresa -al borde del impago, sin capacidad para financiarse y con una liquidez de caja limitada a apenas los dos próximos meses- y la guerra interna entre los accionistas, que ha provocado durante los últimos meses la salida en tropel de directivos y consejeros, complica aún más su mala situación. La tensión entre los fondos que controlan la multinacional del juego y los hermanos Martínez Sampedro -Antonio y Luis, fundadores y dueños del 15% del capital- ha convertido la guerra interna de la compañía en un culebrón de final incierto.

El primer capítulo lo protagonizó la dimisión de dos de los tres representantes que los fundadores mantenían en el Consejo de Administración de la compañía -Alberto Manzanares y Fernando Sempere, que adujeron «razones personales»-, pero detrás de esta salida había otras razones. La investigación abierta por las «inconsistencias contables» detectadas en las filiales de Suramérica, de las que culpaban directamente a la dirección de los fondos estadounidenses que controlan la mayoría del capital del grupo -Silver Point, Contrarian y Abrams-, y la demanda que la familia Martínez Sampedro interpuso contra ellos -en la que denunciaban la concertación coordinada de estos accionistas, que suman más del 40% de las acciones, lo que les obligaría a lanzar una OPA sobre el 100% del capital- estaría detrás de esta cadena de dimisiones. Ahora las consecutivas salidas de los dos últimos directores jurídicos confirman aún más los rumores de la descomposición empresarial que sufre Codere.

Esta guerra fraticida y los problemas financieros han colocado a la compañía del juego al borde de la suspensión de pagos. Con el estallido de la crisis sanitaria y el cierre de todos sus establecimientos puso en marcha un plan de contingencia, con el fin de mantener su posición de liquidez y garantizar la continuidad del negocio. Intentó priorizar pagos para maximizar liquidez y asegurar la continuidad del negocio, pero la imposibilidad de conseguir los 100 millones de euros de financiación que necesita para mantenerse a flote le puede costar situarse al borde del impago y del cierre en dos meses.