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Menos regiones y fin de los derechos en las ayudas de la PAC

El secretario general de Agricultura defiende que habrá convergencia de las ayudas de la futura PAC con el fin de avanzar hacia un sistema sin derechos individuales

El ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas
El ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis PlanasRafa AlcaideEFE

Desde el Ministerio de Agricultura siguen «mareando la perdiz» de la nueva PAC y anunciando la reducción del número de regiones productivas, que actualmente superan las cincuenta, y el final de los derechos históricos. El secretario general de Agricultura, a la vez que ideólogo de estas medidas y de otras para aplicar la futura PAC en España, lo reiteró la semana pasada.

Fernando Miranda señaló que habrá convergencia de las ayudas de la futura PAC con el fin de avanzar hacia un sistema sin derechos individuales para que la distribución de las mismas sea más justa. En su opinión, no puede justificarse que se sigan manteniendo diferencias entre productores «semejantes» por el hecho de que un agricultor o ganadero tenga una «mochila histórica» de derechos de pago básico y otro no, cuando tienen producciones similares.

El objetivo final es que no haya explotaciones en peligro porque no cuentan con ayudas, mientras que otros reciben ingresos desproporcionados, dijo. Una de las consecuencias de la aplicación de esas medidas es que habrá un nuevo reparto de los fondos correspondientes a las ayudas directas entre las autonomías. Y eso «casa muy mal» con el objetivo que tienen todos los consejeros de Agricultura de mantener la cantidad total de dinero que reciben sus respectivas regiones y, a ser posible, aumentar esos fondos. Sería como lograr la cuadratura del círculo: cambiar las normas, lo que provocaría un nuevo reparto, pero manteniendo el saldo global de lo que se recibe en cada comunidad.

Para lograrlo, podrían utilizarse los fondos de desarrollo rural, aumentando estos últimos para aquellas regiones que resulten más perjudicados por el nuevo esquema de ayudas directas. Sin embargo, esta tentación, que existe entre los responsables de Agricultura podría plantear dificultades. El problema para estos últimos radica en que las ayudas directas llegan al bolsillo de los agricultores y ganaderos y lo notan, mientras que las destinadas al desarrollo rural pasan a través de muchos filtros y pueden terminar en las cuentas de los agricultores, o no. Y ese «apaño», que la comunidad reciba el mismo dinero que ahora, mientras sus agricultores y ganaderos sufren recortes, sería muy difícil de justificar ante los beneficiarios actuales de las ayudas.