Finanzas

El BCE frena la máquina del dinero pero Lagarde niega el «tapering»

Revisa al alza sus proyecciones macroeconómicas en el conjunto de la eurozona

Christine Lagarde
Christine LagardeBoris RoesslerAP

El Banco Central Europeo ha decidido empezar a cerrar el grifo del dinero una vez que los brotes verdes en la economía europea empiezan a asentarse, pero lo hará gradualmente. Para la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, la reducción en el ritmo de compras de activos anunciada no será un «tapering» –la disminución gradual de las medidas extraordinarias de política monetaria expansiva–, sino que únicamente «será un recalibrado» de los instrumentos. «La elección de palabras es importante. La compra de activos será moderadamente menor que lo que realizamos en el segundo y tercer trimestre, nada más», explicó.

El Consejo de Gobierno del BCE decidió ayer rebajar de forma moderada el ritmo de sus compras semanales de deuda dentro del PEPP –programa diseñado para hacer frente a la epidemia de coronavirus– al considerar que las perspectivas de inflación en la zona del euro «pueden mantenerse unas condiciones de financiación favorables con un ritmo de compras netas de activos ligeramente inferior al de los dos trimestres anteriores». En la actualidad, el BCE compra deuda por importe de 80.000 millones al mes dentro del PEPP y otros 20.000 millones en el marco de sus programas ordinarios de adquisición de activos (APP), que se mantendrán en las cuantías actuales. Eso sí, ha confirmado que se comprará deuda de emergencia «al menos hasta el final de marzo de 2022 y, en todo caso, hasta que considere que la crisis del coronavirus ha terminado».

Tras las conclusiones de la reunión, el mercado calcula que las compras de activos incluidas en el PEPP se reducirán entre 10.000 y 20.000 millones de euros al mes en el cuarto trimestre, desde los 80.000 millones actuales a entre 60.000 y 70.000 millones. Esto significa que la máxima institución bancaria considera que la recuperación económica va en la dirección correcta, aunque lo ha hecho con cautela y ha dejado varios interrogantes que no se despejarán hasta la reunión de diciembre del Consejo de Gobierno.

Esta cautela se nota en que el resto de instrumentos de política monetaria han quedado intactos. Así, el instituto emisor ha mantenido sin cambios los tipos de interés de referencia para sus operaciones de refinanciación en el 0%, mientras que la tasa de facilidad de depósito continuará en el -0,50% y la de facilidad de préstamo en el 0,25%. Igual que en la reunión de julio, mantendrá los tipos en su actual nivel, o más bajo, hasta que la inflación se situé en el 2% a medio plazo.Las condiciones para subir tipos también incluyen que el progreso de la inflación subyacente sea lo «suficientemente avanzado» para ser «consistente» con que la inflación se estabilice en el 2% a medio plazo.

Por otra parte, el BCE ha revisado al alza sus proyecciones macroeconómicas con respecto al conjunto de la eurozona debido a la marcha, «mejor de lo esperado», de la economía en los meses anteriores. La estimación del PIB se ha incrementado en cuatro décimas y estima que la eurozona crezca un 5% este año. Para 2022, la previsión se ha revisado a la baja en una décima, hasta el 4,6%.