Agricultura

Un otoño muy caliente

A los problemas previos a la pandemia se unen ahora el malestar por las propuestas presentadas por el ministro Planas

A principios de 2020 se vivió en el campo español la oleada de movilizaciones más importantes de este siglo y de los últimos años del anterior en protesta por la política practicada por el ministro de Agricultura, Luis Planas. Solo la llegada de la pandemia logró cortar las manifestaciones y tractoradas que se multiplicaron prácticamente por toda España. Ahora, durante el otoño que está a punto de comenzar, puede volver a reproducirse una situación muy similar, ya que los problemas que existían a principios de 2020 siguen estando ahí, sin que el ministro de Agricultura y su equipo hayan cumplido lo prometido en aquel momento. Se anunció la creación de distintas mesas y grupos de trabajo, que, o bien se han reunido un par de veces, o directamente no se han convocado. En resumidas cuentas, que los problemas siguen ahí.

A los que ya había hay que agregar ahora el malestar creciente por las propuestas que ha presentado Planas sobre el Plan Estratégico nacional, que está cerrándose todavía. La discriminación en el reparto de las ayudas hacia el denominado agricultor profesional es uno de los puntos más conflictivos, pero no el único. A todo lo anterior se suma la situación del sector lácteo por el incremento de los costes de producción a consecuencia de la subida de los precios de materias primas básicas como los cereales y las oleaginosas. También está la nueva subida del Salario Mínimo, el incremento del precio de la electricidad con la repercusión del coste del riego. Y, para rematar la situación, se avecina un importante incremento del precio de los fertilizantes, debido, entre otros factores, al alza del gas, producto clave a la hora de fabricar algunos tipos de abonos. En resumidas cuentas, un coctel explosivo que va a poner al campo en pie de guerra, mientras Planas y su banda miran para otro lado.