El Banco de España rebaja la previsión del PIB de Calviño por las dudas sobre los fondos europeos

El Gobierno ya no solo ve brotes verdes, sino que observa prácticamente todos los indicadores económicos en positivo, por lo que ha puesto una optimista fecha al fin de la crisis; en el primer trismstre de 2022. Es en ese momento cuando prevé que se hayan superado los niveles de actividad y empleo previos a la pandemia. El cuadro macroeconómico que acompañará el proyecto de Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2022 mantiene sin cambios la previsión de crecimiento, en el 6,5 % para este año y en el 7% para el que viene. La ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, pretende aprobar las cuentas como muy tarde el 5 de octubre.

Estas previsiones macroeconómicas del Ejecutivo llegan al mismo resultado que las presentadas en julio, pero lo hacen con una composición del crecimiento, ya que tendrá un mayor peso el consumo privado y menor la inversión en construcción. Calviño defendió ayer que estas previsiones son «prudentes por las incertidumbres actuales», pero no ha convencido ni al Banco de España ni a la OCDE, que pese a que ha revisado al alza, hasta el 6,8% –incluso tres décimas más que el Gobierno–, la previsión de PIB de España para este año, sin embargo la mantiene por debajo para 2022, en el 6,2%, seis décimas menos. Por su parte, el supervisor bancario ha mejorado también las suyas, pero por debajo del optimismo gubernamental.

Calviño mantuvo con seguridad durante su alocución que estas previsiones permitirán que antes de que acabe este año la actividad económica habrá recuperado ya el nivel de 2019 –y además adelantó que el empleo lo hará «incluso antes»–, para afrontar en el primer trimestre de 2022 con actividad económica «superior a antes de la crisis. No hay precedentes de una recuperación tan rápida del crecimiento y del empleo en crisis anteriores, gracias a las políticas monetarias y fiscales desplegadas para evitar daños permanentes», defendió con orgullo la ministra. Dentro de esa mejora sin precedentes se refirió también a la tasa de paro, a la que ha situado este año en el 15,2%, para irse reduciendo hasta el 14,1% en 2022, con el objetivo de situarse por debajo del 12% durante los próximos tres años.

Más prudente y menos optimista se ha mostrado el Banco de España, que a pesar de que ha elevado su previsión al 6,3% para este año, una décimas más que en sus anteriores estimaciones de junio, y prevé que aumentará un 5,9% en 2022, también una décima más respecto a la previsión anterior, plantea serias dudas sobre la recuperación de la actividad. Su previsión es mucho más cauta que la del Gobierno, dos décimas menos para este año y 1,1 puntos para el que viene. Y para 2023, prevé una fuerte ralentización, para estabilizarse en el 2%.

De acuerdo con su Informe Trimestral, la economía española no se acercaría hasta niveles de PIB previos a hasta mediados de 2022 –no en el primer trimestre como augura el Ejecutivo–, aunque para el supervisor sí supone una mejoría respecto a las previsiones de junio, que situaba esta recuperación en el último tramo de 2022. Precisamente en el crecimiento del año que viene existe la mayor divergencias entre ambas previsiones. Al 7% presentado por Calviño ha respondido la entidad que presidente Pabo Hernández de Cos con un ajustado 5,8%, más que nada por la diferencia de encaje sobre el impacto real de los fondos europeos y las dudas sobre la capacidad de la Administración para gestionar adecuadamente esa ingente cantidad de dinero. «Existen dudas acerca de la magnitud de la contribución al crecimiento que podrían haber realizado los proyectos vinculados al programa Next Generation EU, dadas las limitaciones de la información disponible al respecto», apunta el informe de la institución bancaria.

El director general de Economía y Estadística del Banco de España, Óscar Arce, concretó en un encuentro con medios que la revisión que se ha hecho está relacionada «con el fuerte avance de la economía en el segundo trimestre, que compensa otros factores como el efecto de la variante delta en los mercados exteriores, el retraso en la implementación de los fondos europeos y los cuellos de botella en las cadenas de suministro globales, así como la mayor inflación».

En el mismo sentido, la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) avaló ayer el escenario macroeconómico y lo considera «factible», pero también ha avisado de que «predominan riesgos» relacionados con la evolución de la pandemia, como los «problemas de suministro en los procesos productivos», y también advierte sobre si el momento en el que los fondos europeos desplieguen su efecto positivo en la economía será el adecuado.

Por su parte, la OCDE también revisó al alza sus expectativas y se mostró más optimista incluso que el Gobierno, ya que espera un crecimiento del 6,8% este año, nueve décimas más de lo que había anticipado a finales de mayo y probablemente el más elevado de los países miembros. Sin embargo, pese a que España registrará el mayor ritmo de repunte económico tanto en 2021 como en 2022 que su estimación para el año que viene se ha incrementado en tres décimas, hasta el 6,6%, está tres por debajo de la que estima el Gobierno.