Energía
La UE defiende el sistema eléctrico actual y margina la propuesta española
Duda de que sea “mejor alternativa”. Once países, liderados por Alemania, Países Bajos y los nórdicos, muestran su rechazo a cambiar el sistema energético actual
El órdago energético español no parece tener demasiado recorrido. A pesar de que España está poniendo toda la carne en el asador, el Ejecutivo comunitario sigue rechazando cambiar el sistema actual de fijación de precios, aunque sea de manera extraordinaria y puntual, ante el alza exorbitada de las tarifas de gas de los últimos meses.
Actualmente, esta fuente de energía encarece la factura final ya que en las subastas mayoristas el precio de electricidad queda ligado al de gas, aunque esta materia prima sea tan sólo una parte residual del mix energético y únicamente sea necesario recurrir a ella para completar la demanda. La comisaria de Energía, Kadri Simson, sigue manteniendo que éste es el mejor sistema posible y no cree que la puesta en marcha de una “media ponderada” , como la que propone España, sea la solución ya que este sistema pondría en peligro “la predecibilidad del mercado, su competitividad y la transición energética”, según las declaraciones realizadas tras la primera sesión del Consejo extraordinario de energía celebrado hoy en Luxemburgo y al que España ha acudido con esta polémica propuesta. Además, según ha asegurado hoy la comisaria, el modelo vigente asegura que no haya desajustes entre oferta y demanda, lo que garantiza la seguridad del suministro y que “no se produzcan apagones”.
La delegación española ha llegado al encuentro con un nuevo documento de propuestas en el que plantea que se permita sustituir el sistema actual -en el que la tecnología más cara marca el precio de todas las demás- por otro en el que también se tenga en cuenta el coste de las energías renovables. También propone establecer un límite en el precio de las licitaciones de electricidad producida con gas natural, aunque esto requeriría una posterior “compensación” en el futuro.
Sin embargo, este proyecto se ha encontrado con la oposición de una docena de países, liderados por Alemania, Países Bajos y los nórdicos, contrarios a adoptar medidas intervencionistas para hacer frente a la escalada de los precios energéticos.
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