Macroeconomía

El parón de la economía alemana y el cambio de Gobierno marcarán las finanzas de la UE

El cambio de Ejecutivo, el frenazo por las nuevas restricciones, unido a los problemas de transporte de materias primas y componentes lastran la economía de Alemania, lo que se reflejará en su aportaci´pon a las cuentas de la UE

Economía alemana
Economía alemanaAntonio Cruz

La economía alemana afronta un nuevo camino por el cambio de Gobierno y de rumbo político en pleno rebrote de la pandemia en el país y acuciado por los problemas de logística globales, que afectan también al resto de economías, por la inflación y la mengua en la demanda, que podrían llevar a Alemania a una situación similar a la de hace medio siglo. El descontrol de la pandemia en el país, la aparición de la nueva mutación ómicron, así como la decisión de esta semana del Tribunal Constitucional alemán avalando los confinamientos y cierres pueden llevar al país a un nuevo parón económico. «La economía se encuentra en un estado de excepción», aseguraban algunos analistas en los medios de comunicación. Varios institutos económicos del país creen que el riesgo de una inflación continuada o estanflación, podría ser real. La publicación especializada en economía Handelsblatt cree que el Banco Central Europeo (BCE) podría estar equivocado al pensar que la coyuntura de la logística fuera algo pasajero. «Los cuellos de botella en los envíos afectan ya a la mayoría de todos los sectores económicos», defiende.

Uno de los ámbitos más importantes de la economía alemana está de capa caída: la fabricación de coches. En buena medida la bajada de las exportaciones de la industria automovilística se debe a la falta de componentes, ya que la demanda es creciente. El director del Centro para la Economía Industrial del Instituto para la Investigación Económica (IFO), Oliver Falk, explicó LA RAZÓN que «para poder superar el ajuste del paso a la movilidad eléctrica los distribuidores tendrán que dotarse de nuevas competencias y es por ello que están buscando a personal especializado». El IFO asegura que «la situación de la industria automovilística empeora». Dicha institución de la Universidad de Múnich realiza una estimación llamada Índice del Clima Industrial en el que, mediante encuestas a las empresas, valora parámetros como la situación actual del negocio o las perspectivas del mismo. Dicho indicador cae 9,6 puntos en el mes de noviembre para la industria del coche, después de que ya cayera 17,4 puntos en octubre.

Aún está por ver cuáles serán las consecuencias de la bajada de la economía alemana para el resto de la Unión Europea. La jefa económica de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) Laurence Boone, se mostró preocupada este jueves en una entrevista con el diario alemán Bild por lo que ella considera «inversiones poco inteligentes» y el aumento de la deuda de los países que componen su organización debido a la crisis derivada de la pandemia. «En principio fue correcto ayudar a la economía incluso generando nueva deuda y manteniendo puestos de trabajo», aseguró, para criticar que dichas deudas ya se estaban contrayendo desde antes de la pandemia y no se estaban invirtiendo «de forma inteligente, como en educación o en digitalización». Suena a aviso de navegantes.

Boone asegura que el problema de la inflación podría convertirse en «un círculo vicioso». Dicho problema tendría lugar si la inflación persiste durante mucho tiempo, ya que los altos precios llevarían a los trabajadores a pedir salarios más altos y si las empresas no son más productivas, tendrían a su vez que subir más los precios para compensar las pérdidas.

Las previsiones de la OCDE para Alemania son del 2,2% de inflación en 2022 y del 2,8% en 2023, mas altas de lo acostumbrado. La nueva coalición de Gobierno alemana contempla en su acuerdo una subida a 12 euros la hora del salario mínimo en el país. Varios sectores de la patronal, entre ellos la agricultura o el comercio, han pedido que dicha subida se produzca de forma escalonada o se posponga a 2023, ya que, aseguran, se podrían perder miles de empleos. Estos sectores llevan décadas con unas condiciones laborales en detrimento, en especial la agricultura, el sector del procesamiento de alimentos y la limpieza, con un elevado número de trabajadores inmigrantes con contratos por obra y servicio, en ocasiones con condiciones del país del que proceden las empresas.

Economía alemana
Economía alemanaAntonio Cruz

El paro en Alemania bajó en noviembre un 0,1% hasta el 5,1%, según datos de la Agencia de Trabajo. Frente a los alrededor de tres millones de parados, hay unos 800.000 puestos que no se conseguirían cubrir por la falta de personal cualificado. La confederación alemana de sindicatos DGB ha criticado estas cifras y asegura que estarían retocadas debido al alto número de «minijobs», que aseguran son «una trampa», ya que dichos empleados no tienen derecho ni a reducciones de jornada por la crisis ni a paro, algo que decenas de miles empleados sufrieron en los peores meses de la pandemia. El número de empleados en reducciones de jornada temporales aumentó en noviembre debido a las nuevas medidas de control de la pandemia hasta el 1,8% de todos los empleados, así como en la industria hasta el 4% de 271.000 sobre 302.000 personas, debido al retraso del envío de piezas y materias primas.

El nuevo Gobierno, en conjunto con los jefes de los estados federados y la canciller saliente Angela Merkel, acordaron esta semana prolongar las ayudas para ERTE y por pérdidas derivadas de los posibles cierres que tendrán lugar en las próximas semanas, en buena parte del país debido a la elevada incidencia de casos nuevos de coronavirus. Las ayudas se prolongarán, al menos, hasta el próximo marzo. Alemania ha concedido hasta ahora 73.100 millones de euros en ayudas por la crisis de la pandemia y 54.000 millones de euros en créditos con condiciones especiales para salvar a su economía de una ola de insolvencias. La Agencia de Empleo ha pagado indemnizaciones por valor de 24.000 millones de euros entre 2021 y 2022 para las reducciones de jornada, según los últimos datos publicados por el Ministerio de Economía y Energía.

El que recién elegido como nuevo ministro de Finanzas y jefe del partido liberal FDP Christian Lindner –lo hizo el pasado miércoles– manifestó que ante el aumento de la inflación el Gobierno no subirá los impuestos a la electricidad y que «los mayores costos por el impuesto al CO2 se revertirán al consumidor». Cómo lo harán y cómo quieren, al mismo tiempo, «mantener unas finanzas sólidas y un límite de la deuda», que limitaría al Banco Central Europeo, no está nada claro. Teniendo en cuenta las inversiones que el nuevo gobierno planea.