Desacuerdo

CEIM reitera sus críticas a la reforma laboral: “Va en dirección contraria a lo que se necesitaba”

Su presidente, Miguel Garrido, ha insistido en que la nueva normativa “impone mayor rigidez y complejidad” a los empresarios y suponen mayor coste

Miguel Garrido, presidente de CEIM en la Asamblea General de la patronal madrileña 2021
Miguel Garrido, presidente de CEIM en la Asamblea General de la patronal madrileña 2021CEIMCEIM

El presidente del CEIM y vicepresidente de la CEOE, Miguel Garrido, líder de una de las federaciones que mostraron su rechazo público en la comisión ejecutiva que dio el visto bueno a la reforma laboral ha cargado de nuevo contra el texto porque contiene pasos que “van en dirección contraria a lo que se necesitaba”, como los cambios en el ámbito de la temporalidad y la prioridad de aplicación del convenio sectorial al de empresa, si bien ha valorado que en contra de lo que se dijo al principio, cuando se hablaba de una derogación total, “buena parte de lo cambiado en 2012 en la legislación se mantiene, lo que es una buena noticia”.

En una entrevista en ‘Onda Madrid’, recogida por Europa Press, Garrido ha resaltado que los cambios que se producen en el ámbito de la temporalidad, como la prioridad de la aplicación del convenio de empresas respecto al sector, “imponen mayor rigidez y complejidad” a los empresarios y suponen mayor coste. “Respetamos la decisión que tomó el comité ejecutivo de la CEOE por mayoría. Nosotros lo que manifestamos es que se ha perdido una oportunidad porque, si bien es cierto que se ha reducido el impacto negativo, también es verdad que se ha desaprovechado la ocasión para afrontar los retos que tiene nuestro mercado laboral”, ha señalado el presidente de CEIM y vicepresidente de la patronal.

Garrido ha recordado que los cambios que se producen “no van en el sentido de dotar de mayor flexibilización a las empresas”. En esta línea, ha indicado que la situación “requería de más herramientas de flexibilidad” para “poderse adaptar” a los mercados. “Todos los pasos, aunque no sean significativos o profundos, han sido a la dirección contraria a la que se necesitaban”, ha lamentado. “Cuando una empresa atraviesa una situación complicada, antes tenía la posibilidad de llegar un acuerdo con los trabajadores, no de imponerlo, para hacer un convenio específico y regular su actividad. Ahora tenemos menos herramientas”, ha expresado el presidente.

Asimismo, Garrido ha asegurado que la reforma laboral “no es una derogación total como se había dicho al principio”. De esta forma, el presidente del CEIM ha resaltado que “buena parte de lo cambiado en 2012 se mantiene, lo que es una buena noticia”.

“El convenio nacional del sector es el que va a marcar los salarios y se podrá hacer convenios de empresa siempre que sean iguales o superiores a los que marca el sector. El tiempo dirá si los empresarios contratarán a menos personas, a medida que pongamos mayor dificultad siempre se puede retraer la intención de contratar”, ha recordado Garrido.

Por otro lado, el presidente del CEIM ha indicado que la mayoría de los empresarios han aceptado esta reforma laboral porque “han entendido que el riesgo de no aceptarla era superior”. En este sentido, ha asegurado que la gente “tenía miedo por el perfil ideológico” del Gobierno central a que “hubiera impuesto algo dramático para los sectores”. “Hay sectores que acaban bien parados, como la construcción que ha conseguido una regulación a su medida, que probablemente mejora lo que tenía. Cada uno, es lógico, que defienda las empresas a las que representa. Esta reforma es mucho mejor que la incertidumbre de este Ejecutivo actuando por su cuenta”, ha aseverado.

Sin embargo, Garrido ha asegurado que si hay una modificación “la CEOE romperá el acuerdo”. “Se saldría del acuerdo, especialmente si se le diera prioridad al convenio autonómico respecto al nacional. Los acuerdos tienen que cumplirlos”, ha resaltado. “Es evidente que en absoluto nos hemos recuperado de la crisis de 2020. Además, esta ola nos está haciendo mucho daño, a pesar de que no hay restricciones duras en Madrid. La responsabilidad de cada uno hace que retraigamos nuestra actividad social y esto ha sido un duro varapalo a un final año que no era especialmente bueno”, ha lamentado el presidente.

En este sentido, Garrido ha señalado que “no tiene motivos para ser optimista”. Así, ha recordado que los expertos de la Comunidad de Madrid han asegurado que “es el principio del drama sanitario”, pero a nivel económico “aún queda mucho recorrido”. “Todo dependerá de las decisiones que se tomen”, ha concluido.