UE
Bruselas destinará 45.000 millones de euros para duplicar la fabricación de chips
La UE quiere dejar de depender de terceros. Actualmente el club comunitario tan sólo produce el 10% del total mundial, con una fuerte dependencia de Asia
El Ejecutivo comunitario ha presentado hoy su propuesta para incentivar la producción de chips en los Veintisiete con el objetivo de reducir la dependencia respecto a Asia, que ha llevado a importantes disrupciones en las cadenas de suministro mundiales durante los peores meses de pandemia. Según los datos de la Comisión Europea, en 2020 se fabricaron un billón de chips en todo el mundo, lo que supone 130 por cada humano que habita el Planeta Tierra. Actualmente, la UE tan sólo produce el 10% de esta cantidad, lo que ha llevado a que la fabricación de coches se haya reducido un tercio en algunos países europeos, con su consiguientes consecuencias para la recuperación económica.
Además, estos semiconductores no son sólo imprescindibles en el mundo del motor, sino que suponen una pieza esencial de todos los productos digitales, que incluyen desde los teléfonos móviles hasta infraestructuras críticas para la sanidad (como los ventiladores para los enfermos de coronavirus) o la energía. La contienda comercial entre EE UU y China – y las derivadas de la crisis con Rusia- hacen que Bruselas esté decidida a reducir esta dependencia de un sector vital en la economía del siglo XXI.
“Esta ley europea de chips llega absolutamente en el momento adecuado. Tiene dos objetivos: el primero en el corto plazo es incrementar nuestra resiliencia ante futuras crisis anticipando y evitando las disrupciones en la cadena de suministro. La segunda parte, mira a medio plazo para hacer de Europa un líder industrial en este mercado estratégico”, ha asegurado esta mañana la presidenta del Ejecutivo comunitario Ursula von der Leyen.
El paquete presentado hoy pretende movilizar 45.000 millones de euros entre fondos público y privados para que en el año 2030 la producción europea suponga el 20% del total, el doble de los niveles actuales. No se trata tan sólo de cantidad sino también de calidad, ya que 11.000 millones irán dirigidos a la Investigación. Bruselas es consciente de que la producción de chips punteros se encuentra ahora mismo muy concentrada (en Corea del Sur y Taiwán) y por ello quiere que la UE tome la delantera en el diseño de chips de nódulos de dos nanómetros (distancia a la que crece una uña por segundo). Actualmente casi todos los chips son de cinco nanometros, este año empezarán a construirse de tres y se espera que los semiconductores de dos o menos sean una realidad en 2024. Bruselas quiere complementar el dinero comunitario utilizado con la relajación de las normas de Competencia dentro del mercado único para que los Estados subvencionen a empresas punteras en el sector.
A pesar de las buenas intenciones, una de las dudas reside en si el dinero presupuestado será suficiente para hacer frente al esfuerzo que también están realizando otras partes del mundo y, teniendo en cuenta, que el Ejecutivo comunitario incluye en sus cálculos partidas de programas ya creados (el dinero nuevo son propiamente tan sólo 15.000 millones de euros). Los demás también se están moviendo: Estados Unidos ha anunciado nuevas inversiones por 52.000 millones de dólares hasta 2026; Japón está dispuesto a invertir 8.000 millones de dólares y Corea del Sur quiere movilizar hasta 450.000 millones de dólares. Por no hablar de China, el gran enemigo, que incluso amenaza con invadir Taiwan y hacerse con su tecnología puntera.
Bruselas insiste en que con este paquete no está abjurando de sus principios tradicionales basados en el libre comercio y la competencia justa en el mercado único y que no se trata de desatar una carrera de subvenciones ni mundial ni entre los Estados miembros. A pesar de que Bruselas persigue ser lo más soberano posible en la producción de chips, la Comisión Europea considera que ningún país o continente puede ser autosuficiente totalmente y por eso, está dispuesta a colaborar con países como Estados Unidos o Japón. Aunque la propuesta de hoy también incluye un mecanismo para detectar y subsanar disrupciones en el suministro, el Ejecutivo comunitario sostiene que la UE tan sólo utilizará sus mecanismos para controlar las exportaciones como último recurso y siempre que sea de manera proporcional a la situación. Ahora este paquete debe ser negociado con la Comisión Europea y los Estados miembros para su entrada en vigor.
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