Cesta de la compra
Así funciona la Bolsa de Chicago, el mercado donde se negocia el precio de los alimentos
El precio de los cereales se decide en la Bolsa de Chicago. Los futuros del trigo y el maíz subieron este lunes a su nivel más alto desde junio tras la explosión en el puente de Crimea y la respuesta de Rusia
El precio de los alimentos en España está condicionado por lo que sucede a 3.500 km de distancia, en la guerra de Ucrania, y a 6.500 km, en la Bolsa de Chicago. El conflicto entre Rusia y Ucrania lleva ocho meses meses impactando en la economía global, desde el precio de los combustibles al de la cesta de la compra. El riesgo energético de prescindir o reducir la llegada de gas y petróleo ruso fue una preocupación latente desde el inicio de la invasión, lo que quizás no fue tan evidente era el riesgo de escasez e incluso hambruna con conllevaría cerrar el granero del mundo, como se conoce a Ucrania.
Los futuros del trigo y el maíz en la Bolsa Chicago están en niveles máximos desde que empezó el conflicto. En lo que va de año, el maíz se ha encarecido un 18% y el trigo más de un 20% en el mercado de Chicago. Este último repunte de precios se debe a la creciente preocupación tras la escalada del conflicto entre Rusia y Ucrania tras la explosión en el puente de Crimea, que puede complicar los envíos de grano desde los puertos del Mar Negro pese a que Rusia se ha comprometido a respetar los corredores marítimos.
Este último repunte de precios se debe a la creciente preocupación de que la escalda del conflicto entre Rusia y Ucrania tras la explosión en el puente de Crimea pueda interrumpir aún más los envíos de grano desde los puertos del mar negro. Rusia ha recrudecido el conflicto, intensificando el temor en los mercados a que el acuerdo alcanzado entre ambos países para exportar grano se interrumpa.
Desde el inicio de la guerra el 24 de febrero, cerca de 22,5 millones de toneladas de cereales estaban bloqueadas en los puertos ucranianos. Rusia y Ucrania se acusaban mutuamente de haber minado los accesos a los puertos y Turquía ofreció su territorio para dar salida a estos cereales.
El pasado 22 de julio de 2022 Ucrania y Rusia firmaron un acuerdo, aunque por separado y con la mediación de Turquía y las Naciones Unidas, para desbloquear durante 120 días los 20 millones de toneladas de grano acumulados en los puertos ucranianos del Mar Negro. La iniciativa abrió la vía para exportaciones de grano desde tres puertos ucranianos clave del Mar Negro: Odesa, Yuzhne y Chornomosk. Durante ese periodo, se espera haber exportado unos cinco millones de toneladas métricas al mes, contribuyendo así a reducir los elevados precios de los alimentos en los mercados internacionales. El acuerdo ha pendido de un hilo durante todos estos meses y, aunque se ha renovado tras ser suspendido tras el ataque al puente, los últimos acontecimientos han abonado un terreno aún más hostil.
Dependientes del grano ucraniano
El sector agrícola dio la voz de alarma sobre la importancia de desbloquear esta llegada de cereal, no solo para deshinchar los precios y evitar el desabastecimiento del sector ganadero, sino para garantizar el alimento a millones de personas que dependen de este grano. Ucrania es el principal productor de cereal del territorio europeo, actividad que le ha valido el sobrenombre de granero de Europa e incluso del mundo. Y es que se calcula que con su producción, el campo ucraniano puede alimentar a 600 millones de personas.
España importa una cantidad considerable de cereales de Ucrania: un 42% del total en 2020 y un 25% del total de aceite de girasol, pero hay varios países, sobre todo de África, donde entre el 90% y 100% del cereal que se consume viene de Rusia y de Ucrania. La República Centroafricana, Sudán del Sur, Somalia, Siria, Líbano, Afganistán, son algunos de los territorios que se nutren de grano ucraniano.
Todo se negocia en Chicago
Estos incrementos de precio dependen de lo que ocurre en Ucrania pero tienen lugar en la Bolsa de Chicago. Fundada en 1848, el Chicago Board of Trade (CBOT), la Bolsa de Comercio de Chicago, fue la primera bolsa moderna de materias primas y actualmente es la principal plaza a nivel mundial para determinar el precio de los cereales. Hoy la Bolsa de Chicago es la fusión del CBOT y el Chicago Mercantile Exchange (CME), que se creó medio siglo después, en 1898. La fusión de ambos mercados se produjo en 2006, creando CME Group.
La Bolsa de Comercio de Chicago nació como resultado de la asociación de los mayores comerciantes de trigo de la ciudad para comprar y vender el cereal. Allí, se reunían, gritaban ofertas de venta y se aceptaban ofertas de compra. La Bolsa garantizaba que estos contratos se respetasen y además hacía que el precio subiera o bajara en función de las noticias que corrían y se voceaban, como la llegada de una tormenta que podía arruinar los cultivos.
El agricultor cuando sembraba ya pactaba el precio de la cosecha recogida y la industria pactaba unos meses antes el precio al que compraba. Esto tenía un riesgo. Si el comprador firmaba hoy un contrato de futuro para la siguiente cosecha de trigo, llegado el momento, debía comprarlo a ese precio, aunque el coste fuera menor porque había habido muy buena cosecha. El vendedor de futuro tenía el riesgo contrario, perder dinero, porque si había mala cosecha el precio del trigo subiría por encima del precio que ya pactó.
Especular con la comida
Este mercado ha pasado de ser un lugar donde se negociaban transacciones agrícolas a ser un espacio de especulación. En la Bolsa de Chicago se negocian los contratos de futuro de activos de alimentación, pero también financieros, de energía o de clima, entre otros. Aunque de entre todos destacan tres activos principales: trigo, maíz y soja, los mismos productos agrícolas con los que se empezó a comerciar hace 174 años.
En ese mercado hay distintas estrategias. Una de las principales es especular con el precio de los alimentos, para ganar dinero anticipando tendencia, explica Josep Bertran, profesor del Área de Finanzas y director del Máster de Bolsa y Mercados Financieros de EAE Business School.
Los contratos de futuros son acuerdos para comprar o vender a un precio acordado en una fecha futura. “Si un futuro con vencimiento a diciembre se negocia ahora a 40 dólares y yo anticipo que para entonces en el mercado al contado se pagará mucho más, por ejemplo a 80 dólares, la compra de ese futuro hará que gane la diferencia cuando en diciembre lo venda”, señala Bertran. “Si yo pienso que el precio va a subir, compraré el futuro, pero, además, como todo el mundo prevé esa subida, el precio acaba subiendo más porque hay mucha demanda de contratos a futuros. Y también ocurre al revés. Si todo el mundo piensa que el precio va a bajar, los inversores venden y baja más”, añade el experto.
En este momento confluyen las dos tormentas perfectas para que los precios suban. Por un lado, varias toneladas de cereales siguen bloqueadas por la guerra. Esta situación coincide con que la cosecha que se prevé para este año no va a ser muy buena, por lo tanto habrá menos oferta y aumentará aún más el precio. “Además, se plantea la posibilidad de que la cosecha no se pueda recolectar o sea muy difícil hacerlo por la guerra. Esto puede dar lugar a un colapso en el mercado de cereales”, explica el profesor de EAE Business School. Asimismo, varios países han prohibido exportar alimentos, como es el caso de la India con los cereales, porque ya prevé que va a haber escasez de oferta. El acuerdo entre Rusia y Ucrania gracias a la mediación de Turquía parecía ser la luz al final del túnel, pero la persistencia y agudización del conflicto puede volver a bloquear la salida de grano, que ya de por sí se produce con dificultades.
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