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Vivienda

El alquiler se come más del 30% de los ingresos en una de cada tres capitales

Barcelona tiene el alquiler medio más alto, ya que casi alcanza los 1.800 euros, y la cuota se lleva más de la mitad del presupuesto del mes

Anuncios de venta y alquiler de pisos David JarLa Razón

La vivienda es un bien de primera necesidad, sin embargo, parece haberse convertido en todo un lujo, ya que la cuota hipotecaria y, sobre todo, la del alquiler, se come una gran parte de los ingresos de muchas familias en nuestro país. A pesar de que los expertos recomiendan no destinar más del 30% de los ingresos mensuales a pagar una casa, esto, lamentablemente, solo es un sueño para una pareja de jóvenes trabajadores en una de cada tres capitales de provincia, tal y como advierte la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU).

Teniendo en cuenta el precio de una vivienda media de segunda mano de 70 metros cuadrados con los ingresos medios de una pareja de 32 y 34 años, el esfuerzo para pagar la renta, suministros y seguro básico supera el 30% de los ingresos mensuales de la pareja en 17 ciudades.

Barcelona tiene el alquiler medio más alto -si tenemos en cuenta los gastos y suministros- ya que casi alcanza los 1.800 euros y, tan solo la cuota se lleva más de la mitad del presupuesto del mes. En Málaga, Valencia y Madrid el porcentaje se sitúa por encima del 40%: se debe hacer un esfuerzo del 46% y 43% (en las últimas dos), respectivamente, para pagar el alquiler. En la capital el alquiler medio supera los 1.600 euros; mientras que Palma, Málaga y Valencia tampoco se quedan atrás y superan holgadamente los 1.000 euros mensuales.

También superan la barrera del 30% que recomiendan los expertos Palma de Mallorca (39%), San Sebastián (37%), Sevilla (37%), Cádiz (36%), Alicante (35%), Las Palmas de Gran Canaria (35%), Segovia (33%), Granada (32%), Santa Cruz de Tenerife (32%), Santander (32%), Guadalajara (32%), Bilbao (32%) y Toledo (31%). En cambio, en Lérida, Zamora y Teruel el esfuerzo salarial es inferior al 22%.

Madrid, San Sebastián y Barcelona, los precios de compra más altos

No obstante, no solo el alquiler supone un desembolso significativo, sino que la cuota hipotecaria también se lleva una porción de los ingresos importante. La Ciudad Condal vuelve a repetir como la más cara, pero, esta vez, en la compra de una vivienda. Los gastos asociados a la vivienda -IBI, comunidad de propietarios, seguros...- suponen el 43% de los ingresos de una pareja joven. De esta forma, en Barcelona el esfuerzo de compra puede suponer hasta siete años de ahorro.

A esta le siguen Málaga, Cádiz y Madrid con un 42% de ahorros que deben destinarse a la cuota de la hipoteca cada mes. En la Comunidad de Madrid, por lo tanto, habría que dedicar 7,4 años de salario neto para comprarse una casa.

Este 30% recomendado también se supera en otras ocho capitales de provincia: San Sebastián (41%), Valencia (37%), Sevilla (37%), Granada (35%), Palma de Mallorca (34%), Coruña (33%), Santander (31%) y Alicante (31%).

Desequilibrio con los salarios

El coste de la vivienda en nuestro país no ha dejado de subir en la última década -hasta un 32%-, mientras que los salarios no lo han hecho al mismo ritmo, tal y como explica la OCU.

Por tanto, la dificultad de acceder a una vivienda, ya sea en alquiler o compra, está retrasando la edad de emancipación de las generaciones más jóvenes: el 66% de las personas entre 18 y 34 años todavía viven con sus padres, 16 puntos por encima de la media de los 27 países de la Unión Europea.

La oferta de la vivienda de alquiler escasea, lo que también contribuye a empujar los precios al alza. En este sentido, desde la OCU señalan que para equilibrar la oferta y la demanda es necesario desarrollar un plan de inversión en vivienda pública en alquiler mediante la incorporación de, al menos, 600.000 viviendas nuevas o de segunda mano. También insisten en promover el alquiler privado facilitando la rehabilitación de casas vacías o en garantizar la recuperación de la vivienda en un "plazo razonable" a los propietarios que no se atreven a alquilar por miedo a impagos u ocupaciones, entre otras medidas.