Empleo

Cien años de la jornada laboral de ocho horas: Por qué reducirla resulta casi utópico

Las resistencias empresariales o la pérdida de fuerza para negociar de los sindical, principales obstáculos para lograrlo

Un camarero atiende una terraza en Valencia
Un camarero atiende una terraza en Valencialarazon

Las resistencias empresariales o la pérdida de fuerza para negociar de los sindical, principales obstáculos para lograrlo.

Tal día como hoy hace 100 años, en España entró en vigor la jornada laboral de ocho horas. Un gran logro que, sin embargo, muchos consideran ya amortizado. Sindicatos y partidos como Podemos propugnan una reducción del tiempo de trabajo. En las elecciones de abril, la formación morada propuso recortarlo a 34 horas semanales, reduciendo una hora de lunes a jueves y dos los viernes. Su propuesta dejaría la jornada por debajo de la de Francia, fijada en este momento en 35 horas semanales.

Pero, ¿realmente es viable reducir la actual jornada laboral de 40 horas semanales? Expertos como el profesor de Economía de la Universidad de Leeds David Spencer lo consideran complicado. En un artículo titulado "Cómo hacer realidad la jornada laboral de cuatro días"publicado por "The Conversation", Spencer analiza la propuesta de una parlamentario británico de recortar la jornada a 32 horas semanales. Y su conclusión es que las resistencias actuales lo hacen muy complicado.

Spencer asegura que "los argumentos a favor de trabajar menos son convincentes. Establecer una jornada laboral más corta nos dejaría tiempo para hacer y ser cosas fuera del trabajo. Nos permitiría tener una vida mejor", dice. Además, añade, "los datos muestran que una jornada de trabajo más larga está relacionada con diversas formas de enfermedad, tanto física como mental. A este respecto, la reducción de las horas de trabajo podría contribuir a mejorar la salud y el bienestar de los trabajadores".

Reducir el tiempo de trabajo también podría ser, según Spencer, una medida rentable por sí sola, ya que da lugar a una mayor productividad. "Los cuerpos y las mentes descansadas hacen que las horas resulten más productivas, y ofrecen la oportunidad de producir lo que necesitamos disponiendo de más tiempo libre", afirma.

Pese a pesar de esta batería de argumentos a favor de la reducción de la jornada, el experto asegura que "el sistema en el que vivimos sigue presionándonos para que trabajemos más". A pesar de que el economista John Maynard Keynes imaginó que hacia 2030 se implantaría la semana de trabajo de 15 horas, la realidad es que las horas de trabajo en las economías capitalistas no se han reducido, aunque hay diferencias importantes entre las jornadas laborales por ejemplo de Alemania y Estados Unidos.

Las razones de este estancamiento de las horas de trabajo son para Spencer diversas. Por un lado, dice, está la cuestión del "poder". "Los trabajadores no conseguirán una reducción de las horas de trabajo si no tienen el poder de negociación necesario para hacerla realidad. El debilitamiento de los sindicatos y el cambio hacia el modelo de gestión orientado a la creación de valor para el accionista, que mide el éxito de una empresa por el rendimiento que aporta a los accionistas, ha hecho que muchas personas trabajen más horas –o el mismo número de horas– por un salario más bajo".

Por otro lado, añade, la "fuerza continua del consumismo"ha respaldado la ética del trabajo. La publicidad y la innovación de productos han creado una cultura en la que la jornada de trabajo larga se ha aceptado como algo normal, explica.