Sueldo medio
¿Cómo deberías gestionar tu salario de 1.500 euros para cubrir necesidades y garantizar el ahorro?
Existe una técnica que promueven muchos expertos financieros, conocida como 50/30/20, que es perfecta para aplicar en una rutina económica como esta
El panorama salarial en España atraviesa un periodo de contrastes marcado por una mejora general de los ingresos y, al mismo tiempo, por una evidente desigualdad en su distribución. Según los últimos datos de la Encuesta de Población Activa elaborada por el Instituto Nacional de Estadística, el salario medio se incrementó en 2024 un 5% hasta situarse cerca de los 2.400 euros mensuales, una subida que confirma la recuperación del mercado laboral. Sin embargo, esta cifra esconde diferencias profundas entre sectores, territorios y niveles de cualificación que condicionan de manera determinante el poder adquisitivo de los trabajadores.
La realidad cotidiana se aleja de esa media para una parte considerable de la población. Al menos un 30% de los españoles cobra un sueldo inferior a los 1.582 euros brutos, una cantidad que se traduce en unos ingresos netos cercanos a los 1.289 euros una vez descontadas las cotizaciones sociales y la retención del IRPF. Los salarios más frecuentes se sitúan entre los 1.582 y los 2.659 euros brutos y alcanzan al 40% de los ocupados. Por encima de esta franja se encuentra otro 30% de la población activa. Este reparto muestra cómo una gran parte de los hogares afronta cada mes el reto de equilibrar gastos e ingresos en un contexto económico cada vez más exigente.
En este escenario cobra especial relevancia la capacidad de gestionar el dinero de manera eficiente. La inflación y la devaluación progresiva de la moneda continúan reduciendo el margen de ahorro de muchas familias y obligan a replantear la forma en que se administran los ingresos mensuales. Ante la falta de educación financiera extendida en España, una opción en crecimiento consiste en adoptar rutinas económicas sencillas que permitan estructurar el salario de forma clara. Entre estas herramientas destaca la técnica conocida como regla 50/30/20 que divide los ingresos para facilitar la planificación. Esta metodología se está popularizando como una medida práctica para quienes buscan controlar mejor su economía.
La mitad para gastos esenciales
La primera parte de esta fórmula propone destinar el 50% del salario neto a cubrir las necesidades esenciales, a menudo gastos fijos. En el caso de un sueldo de 1.500 euros esto implica reservar una cantidad fija para vivienda, suministros, alimentación, transporte y otros gastos indispensables. Es la base del presupuesto y su función es garantizar que los compromisos fundamentales del mes queden cubiertos sin poner en riesgo la estabilidad del hogar. Esta asignación permite tener una referencia clara para evitar que los gastos imprescindibles superen el límite recomendado.
Gastos personales o flexibles: un 30%
El segundo tramo reserva un 30% del salario a los gastos personales y flexibles. Esta fracción incluye ocio, comidas fuera, suscripciones, ropa o cualquier desembolso que mejore la calidad de vida del trabajador pero que no resulte imprescindible. Para quien percibe la cantidad ya mencionada, esta parte del presupuesto ayuda a controlar los impulsos de consumo y evita que los gastos variables comprometan los recursos necesarios para las obligaciones del mes. Al establecer un margen concreto se reduce la posibilidad de que las compras ocasionales desequilibren las cuentas del hogar.
Reserva un 20% para el ahorro mensual
El último 20% se orienta al ahorro y a los objetivos financieros de futuro. Esta parte del sueldo puede destinarse a crear un fondo de emergencia, amortizar deudas, iniciar inversiones o preparar compras importantes a medio y largo plazo. Mantener esta reserva de manera constante permite generar un colchón que protege frente a imprevistos y mejora la capacidad de afrontar etapas de mayor inestabilidad económica. Además, consolida un hábito que refuerza la salud financiera personal a lo largo del tiempo.
Aplicar esta estructura no modifica la cuantía del salario pero sí transforma la manera de administrarlo. La división en porcentajes facilita la toma de decisiones, reduce la incertidumbre y convierte la planificación financiera en una práctica accesible para cualquier trabajador, incluso para aquellos que deben ajustar cada euro del mes. De esta forma se establece un orden claro que puede adaptarse a distintas etapas de la vida sin perder su utilidad.