Clima
COP28: el reflejo del difícil equilibrio entre seguridad climática y economía
Los países participantes han comprometido 726 millones de dólares para pérdidas y daños, más de 3.500 millones para el Fondo Verde del Clima (mitigación y adaptación) y 133,6 millones para el Fondo de Adaptación
La Cumbre del Clima de Dubái, COP28, ha llegado a su ecuador siendo fiel reflejo del difícil equilibrio entre garantizar la seguridad climática y los intereses económicos de los 198 países llamados a consensuar los pasos a seguir para poder limitar el calentamiento global a 1,5°C. Tras una jornada de descanso, el cónclave entrará en su "fase política" con la esperanza de muchos puesta en que la CO28 se saldará con un mensaje claro sobre el inicio del fin de la era de los combustibles fósiles "sin adjetivos".
Sobre la mesa, quedan abiertas todas las opciones tras la publicación de un borrador de uno de los documentos más buscados de esta cumbre: el que deberá cerrar el primer proceso de revisión de lo logrado desde el Acuerdo de París y lo que aún queda por lograr para alcanzar sus objetivos, conocido como Balance Global. En él, se baraja desde la eliminación justa y progresiva de todos los combustibles fósiles, a no hacer nada, pasando por sólo la eliminación del carbón que no cuente con tecnologías de captura y almacenamiento de CO2 (CCS, en inglés) para llevar a cero sus emisiones.
Sin duda, en las negociaciones de cuál debe ser el mensaje final, volverán a pesar la dependencia de unos y otros países de carbón, petróleo y gas. La UE defiende el fin del uso de todos los combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas) en el sector de la energía antes de 2050 porque ya hay tecnologías competitivas para sustituirlos; para el resto de usos, apoya que se sigan usando sólo cuando sea CCS. EE UU aboga por "alguna" eliminación gradual a 2050, dejando los combustibles CCS sólo para sectores difíciles de descarbonizar (aviación, acero, etc).
Arabia Saudí y Rusia (segundo y tercer mayores productores de crudo tras EE UU), China (mayor emisor) o India (dependiente del carbón) no han mostrado públicamente sus cartas, aunque las voces que informa "fuera de micro" hablan de su férrea oposición a "poner por escrito" referencias al fin de los combustibles fósiles, máximos responsables de la crisis climática.
En este contexto, el científico climático Joeri Rogelj, uno de los precusores de limitar el calentamiento a 1,5°C a finales de siglo respecto a la era preindustrial, ha advertido de que hablar sólo del fin de los combustibles fósiles desprovistos de mitigación "no es en absoluto coherente con un futuro bajo en carbono" que se necesita. Lo que el texto "sugiere" sobre el futuro uso de combustibles fósiles es "científicamente débil" porque lo que se está tratando de lograr para mantener el objetivo de 1,5 grados "es que todos los combustibles fósiles disminuyan claramente a lo largo de este siglo", dijo.
Actualmente, la producción de combustibles fósiles CCS es "mínima" y no hay tecnologías desarrolladas a escala global, por lo que referirse sólo a ellos en la COP28 no daría un mensaje claro sobre el futuro de carbón, petróleo y gas que guíe a los países. Según el grupo de expertos climáticos del IPCC, las políticas actuales llevarían a un calentamiento de 3º C a final de siglo, el doble de lo deseable, por lo que urge acelerar la reducción de emisiones.
Tras comenzar con un histórico acuerdo para la creación del fondo de pérdidas y daños que compense a los países con menos recursos y, a su vez, más expuestos a los efectos del cambio climático, la parte "técnica" de la cumbre se desarrolló en medio de una lluvia de "alianzas, declaraciones e iniciativas" llenas de promesas no vinculantes de acción climática y de miles de millones de dólares.
Entre esas promesas, destacan el compromiso de 123 países a triplicar la capacidad instalada renovable y doblar la tasa de mejora de la eficiencia energética a 2030, el de 138 naciones de incluir la salud en sus planes climáticos o el de 52 grandes petroleras de ser cero emisiones netas en 2050. A nivel monetario, las partes han comprometido 726 millones de dólares para pérdidas y daños, más de 3.500 millones para el Fondo Verde del Clima (mitigación y adaptación) y 133,6 millones para el Fondo de Adaptación, entre un sinfín de multimillonarios anuncios.
Con la cuestión de pérdidas y daños -una de las mayores demandas del Sur Global junto a la financiación- resuelta, las partes centran gran parte de los esfuerzos en resolver la encrucijada de cómo acelerar la reducción de emisiones a 2030/2050 para garantizar la seguridad climática del planeta salvaguardando sus respectivas economías. Otros dos temas centrales del debate climático, la financiación y la necesidad de adaptación a los efectos del calentamiento, parecen haber quedado relegados, al menos ante la galería.
De fondo, los ecos de nuevas polémicas en torno al presidente de la COP28 y directivo de la Compañía Nacional de Petróleo de Abu Dabi (ADNOC), Sultán Al Yaber, que para salir al paso compareció en rueda de prensa junto al presidente del IPCC, Jim Skea, para dejar claro que cree en la ciencia y que considera inevitable abandonar los combustibles fósiles.
Lo que sí es cierto, es que, frente a la cumbre del año pasado en Egipto (COP27) en el ambiente se respira más "confianza, esperanza y optimismo" ante la posibilidad de salir de Dubái con un mensaje que dé a gobiernos y empresas "claras señales" de que ha llegado el inicio de la era del fin de los combustibles. Y todo, con el poso del continuo goteo de informes alertando de que 2023 es año récord en temperatura y emisiones, en una cumbre en la que, por primera vez, han sido llamados a sumar esfuerzos médicos, líderes religioso y alcaldes y dirigentes subnacionales.
✕
Accede a tu cuenta para comentar