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Opinión

Cuando la máquina piensa más rápido que el jefe

La inteligencia artificial está acelerando la sustitución de talento por algoritmos

Sevilla.-Derecho e Inteligencia Artificial se dan cita en la Universidad de Sevilla con conferencias y mesas redondas Marc Medina / Moco MuseumEUROPAPRESS

A la precariedad estructural, la temporalidad y la escasa productividad de nuestro mercado de trabajo, que sufre la mayor tasa de desempleo de Europa, se suma ahora un enemigo silencioso, la automatización acelerada por la inteligencia artificial, una tendencia que apunta a empeorar nuestros problemas económicos y sociales, teniendo menor productividad que nuestros vecinos europeos, lo que nos hace candidatos principales para el desplazamiento del empleo.

En los últimos seis meses, se han anunciado despidos en las grandes corporaciones de todo el mundo de más de 150.000 trabajadores, encabezada la lista por compañías como Amazon, Intel, Microsoft, Accenture, UPS, Nestlé, Walmart, Novo Nordisk o Ford, donde los recortes ya no se limitan a las empresas tecnológicas, sino que alcanzan también a consultoras, bancos, minoristas y farmacéuticas, entre otras. La coincidencia temporal con la expansión de la inteligencia artificial (IA) generativa no es casual pues lo que antes se presentaba como un instrumento de eficiencia se ha convertido en una palanca de reestructuración global del empleo.

Los despidos masivos no solo buscan ahorrar costes, sino que representan un cambio estructural en la pirámide del talento, eliminando capas intermedias de ejecución y se refuerzan los puestos estratégicos, creativos o de integración tecnológica. La consecuencia es una paradoja, pues la IA erosiona el empleo en las mismas empresas que la desarrollan, acelerando la sustitución del talento por algoritmos y desplazando el valor hacia quienes dominan su uso.

Economía.- La inteligencia artificial llega al entorno B2B y redefine las relaciones entre empresas, según expertoEuropa Press

Y mientras ocurren estos despidos masivos en todo el mundo, España sigue anclada en un modelo económico que depende de empleos fácilmente sustituibles por algoritmos o agentes virtuales que toman sus decisiones, por lo que se vaticina una profunda reconversión del empleo que no guarda relación con ninguna crisis económica coyuntural y esta vez no afectará solo a los trabajos menos cualificados, sino también a quienes creían tener un puesto “de cuello blanco”. Esta vez, la tecnología no solo destruye empleos de baja cualificación, sino precisamente aquellos más expuestos a la digitalización, pues el trabajo de oficina, el análisis de datos, la gestión de proyectos o la comunicación corporativa están siendo rediseñados por sistemas capaces de generar, resumir y decidir con una velocidad que ninguna persona puede igualar.

Así pues, durante décadas la automatización ha afectado al trabajo manual o rutinario donde la fábrica robotizada sustituyó al operario. Ahora, la disrupción se ha desplazado al ámbito cognitivo pues la IA no sustituye brazos, sino cerebros, desde analistas, administrativos, diseñadores, programadores hasta redactores que se ven amenazados por herramientas que reproducen parte de su trabajo en segundos y a menor coste.

A diferencia de crisis anteriores, como la financiera de 2008 o la sanitaria de 2020, esta ola de despidos no obedece a una contracción de la demanda, sino a una mejora esperada de la productividad, muy baja en nuestro país, de modo que las empresas no reducirán plantilla porque vendan menos, sino porque esperan hacer lo mismo, o más, con menos personas, lo que se traducirá en mayores aumentos del desempleo que la media europea.

Por tanto, en medio de esta transformación, no todos los trabajos están en peligro. Algunos, de hecho, ganarán relevancia precisamente por su dimensión humana como los que se basan en la confianza y la relación personal, tales como médicos, abogados, o empleos creativos y estratégicos, trabajos de mantenimiento, además de todos aquellos encargados de supervisar algoritmos y gobernar la IA. Sin embargo, no descarto que, a largo plazo, estos empleos también se vean desplazados conforme aumenta la capacidad de razonamiento y toma de decisiones de la IA, así como los avances en los robots humanoides, cada día más sofisticados.

Los despidos no llegarán ahora porque las empresas vendan menos sino porque esperan hacer lo mismo con menos gente

En cualquier caso, durante los próximos cinco años, la verdadera frontera no será tecnológica, sino humana, de modo que las empresas que sobrevivan a esta transición serán las que logren combinar inteligencia artificial con inteligencia emocional. Y los trabajadores más valiosos serán aquellos que aporten criterio, creatividad y propósito, las tres dimensiones que, por ahora, ninguna máquina puede garantizar.

La clave del futuro laboral no está en resistirse a la IA, sino en aprender a cabalgar sobre ella. Las instituciones educativas tenemos la responsabilidad de formar a los profesionales del llamado “Human in the loop”, personas capaces de trabajar junto a la máquina, interpretar sus resultados y mantener el control del proceso decisorio. Así pues, no basta con enseñar a usar herramientas de IA a los líderes del futuro, sino que hay que enseñarles “soft skills” y pensamiento crítico para controlar lo que la IA genera.

Son muchas las incógnitas a despejar si se sustituye el empleo por algoritmos, una de ellas ¿Quién va a pagar nuestras pensiones?

Juan Carlos Higueras es doctor en Economía y vicedecano de EAE Business School