
Agricultura
El cultivo de tabaco, pilar de la economía rural española
España es el segundo país productor de tabaco de Europa. El 98% de la producción nacional procede de Extremadura

El cultivo de la hoja de tabaco no es una cosecha más en la España rural, es una fuente de riqueza desconocida por muchos y atesorada por cientos de familias que han hecho de este sector su modo de vida. Esta producción, heredada y perfeccionada con los últimos avances en sostenibilidad, se ha convertido en un baluarte contra la despoblación, un motor que impulsa la estabilidad laboral, el relevo generacional y la prosperidad en las comarcas productoras, donde el desempleo cede terreno y la renta crece al ritmo de la cosecha. LA RAZÓN ha podido conocer de primera mano su relevancia en la provincia cacereña de Talayuela.
En la cooperativa Tabaco de Cáceres Scoop. secan 1,2 millones de kilos de hoja de tabaco entre julio y noviembre, su periodo de actividad. Esta planta tropical necesita calor y humedad, por ello, siempre se cultiva en modalidad de regadío. Las hojas de tabaco entran verdes a la cooperativa y se introducen en tandas de 600 kilos en unos contenedores donde se procede al secado para alcanzar su tono marrón característico. El proceso dura siete días y combina las dosis justas de humedad y temperatura. El calor -38 grados al inicio y 72 al final- procede de un ventilador con un sistema de radicación que se calienta con calderas de biomasa en lugar de combustibles derivados del petróleo, una práctica innovadora y respetuosa con el medio ambiente que sitúa al sector extremeño del tabaco a la vanguardia de Europa. Mientras, la humedad la aportan trampillas que expulsan agua caliente.
Culminado el proceso de curado -por cada contenedor se obtienen 6.000 euros de ingresos-, las hojas se envían a su primera transformación antes de llegar al cliente final, las tabaqueras. Aquí es donde interviene Cetarsa, empresa pública de referencia, que procesa 22 millones de kilos al año, a una velocidad de 10.000 kilos por ahora, el equivalente a tres hectáreas o seis campos de fútbol. Todo el tabaco secado que llega a la fábrica de Cetarsa en Cáceres cuenta con un etiquetado puesto en conocimiento de las autoridades para garantizar su trazabilidad y evitar el contrabando. Cetarsa se encarga de detectar materias extrañas y realiza controles de calidad.
Las fases que atraviesan las hojas de tabaco son: preselección, humectación, selección manual, proceso mecánico de fragmentación (entre la hoja y la rama), selección y empacado en función de las especificaciones del cliente, entre ellos, Philip Morris, que esta misma semana certificó el tabaco extremeño pasa su uso en los productos de tabaco calentado de la compañía. España se coloca así a la cabeza de Europa al ser de los primeros países cultivadores de tabaco junto a Italia en conseguir esta certificación.
Actualmente, el cultivo de hoja de tabaco vive una época dorada. España es el segundo país productor de tabaco de Europa. Del cultivo español, el 98% procede de Extremadura, principalmente de La Vera, Campo Arañuelo, Plasencia y el Valle del Alagón. En la región 5.600 hectáreas están destinadas al cultivo de tabaco. Esta cifra corona a Extremadura como la primera comunidad productora de Europa y como núcleo de exportación. De toda la hoja de tabaco que se produce en la región, alrededor del 80% se exporta a otros Estados miembros de la UE. Así, la producción española representa aproximadamente el 20% de la producción de la UE.
Este presente de éxito y futuro aún más prometedor se puede desmoronar por regulaciones que no buscan el equilibrio entre reducir el tabaquismo y preservar la contribución económica de esta industria, como las que penalizan a las alternativas libres de humo. Esto también ocurrió en el pasado cuando la UE dejó de subvencionar a los productores de tabaco, una decisión que expulsó a muchos pequeños agricultores del sector y dejó a cientos de familias sin su fuente de ingresos. Su abandono conlleva la compra de los terrenos por fondos de inversión que mecanizan y ponen cultivos intensivos de olivos y almendros o incluso usan las hectáreas para instalar paneles fotovoltaicos. La peor parte es que dejar de producir en España no conllevará el fin del tabaquismo en el país, sino que la materia prima se seguirá comprando en el exterior, generando un perjuicio doble.
La Asamblea de Extremadura se pronuncia a favor del sector
Las decisiones políticas impactan en el futuro de los hogares que viven del campo. Consciente de ello, este jueves la Asamblea de Extremadura resaltó en una declaración institucional la importancia de reconocer y proteger el modelo productivo del tabaco en Extremadura, un "pilar estratégico” en la lucha contra la despoblación que garantiza el empleo de calidad, con un peso importante del empleo femenino; dinamiza la economía rural, con menores tasas de paro y mayor renta en las comarcas productoras; y refuerza el compromiso con la sostenibilidad y la innovación.
Asimismo, la Asamblea subrayó la necesidad de mantener medidas regulatorias “proporcionadas” que respeten la diversidad de productos y fomenten la transición hacia alternativas de menor riesgo, como el tabaco calentado, que reduce significativamente los niveles de sustancias tóxicas en comparación con el cigarrillo tradicional, tal y como reconocen ya muchos países de la UE y del mundo. También considera “prioritario” que cualquier iniciativa normativa, como el empaquetado genérico o la ampliación de restricciones al consumo en espacios al aire libre, cuente con "datos científicos contrastados" que demuestren su "eficacia real", a la vez que se valora su impacto socioeconómico.
La industria europea del tabaco en cifras
Según datos del Consejo Europeo de Innovación Política, la industria tabaquera europea contribuye con 223.700 millones de euros anuales al PIB del club comunitario, lo que supone el 1,3% del PIB total del club comunitario. En cuanto al pago de impuestos, la recaudación fiscal anual total del tabaco asciende a 112.900 millones de euros y en materia de trabajo, la industria emplea, directa e indirectamente, a más de 2,1 millones de personas, con un salario de 60.700 millones de euros.
✕
Accede a tu cuenta para comentar