
Finanzas
Encaje de bolillos

Aunque el endeudamiento excesivo es uno de los desequilibrios a corregir, el hacerlo básicamente a través de la caída en los créditos deja débiles señales para la recuperación del consumo, en tanto el ahorro aumenta como consecuencia de la subida de la bolsa. Y es que aunque la riqueza financiera neta de las familias españolas, diferencia entre los ahorros y los préstamos que tienen concedidos, subió un 5,5% en el tercer trimestre de 2012 y rompió la racha negativa que había seguido durante los dos primeros trimestres de ese año, se hace necesario que fluya el crédito para familias y empresas. Sin embargo, el ritmo regulatorio y de saneamiento del sector financiero, que exige más solvencia a las entidades bancarias y menos riesgo en sus balances, parece difícilmente compatible a corto plazo con dicho objetivo.
Adicionalmente pesa la subida de la morosidad de la banca española, que recientemente rompió otro récord al alcanzar el 11,4%, doce puntos básicos más que el mes anterior. Los activos de dudoso cobro en manos de bancos, cajas, cooperativas de crédito y establecimientos financieros suman ya 191.600 millones de euros, según los datos provisionales publicados por el Banco de España. Las entidades de depósito tienen una ratio de mora del 11,54%, mientras que las financieras están en el 9,71%. La subida de la tasa sigue reflejando aumentos en el valor absoluto de la deuda, así como caídas en el crédito concedido en nuestro país.
Difícil encaje de bolillos, toda vez que la sugerencia del Gobierno español de que aquellos países que puedan implementen políticas expansivas para fomentar el crecimiento, ha encontrado una rápida y negativa respuesta desde Alemania, donde se indica que no va ha haber paquetes de impulso económico financiados con deuda.
Lo que parece claro es que siempre resulta mejor disciplinar al mercado que criminalizarlo, especialmente cuando la situación actual es la consecuencia de mezclar banca y política. Quizás debiera plantearse que las circulares del Banco de España, en lugar de penalizar al ahorrador empujándole a asumir riesgos no informados y limitar el rendimiento que obtiene por sus depósitos, sirvieran para animar a la banca a cumplir su labor original, que además de mercantil es también social.
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