Unión Europea
España debería aplacar el Brexit
Los analistas mantienen que es uno de los países que tendría que mostrarse más proclive a llegar a un acuerdo generoso y privilegiado con los británicos
Este será el mes en el que la primera ministra británica, Theresa May, debe activar la negociación de la salida de Reino Unido. Sin embargo, la decisión de los lores de introducir los derechos de los europeos en la ley del Brexit podría retrasar la desconexión. Y es que en Downing Street están obligados a respetar todas las leyes comunitarias hasta el portazo definitivo.
Bruselas busca aplacarlo. Para ello, ha planteado, entre otros escenarios, un club a dos velocidades, con España en el núcleo duro. Jerónimo Maillo piensa que frente a los británicos es importante mantener un bloque cohesionado durante todas las negociaciones de salida para dejar claro que ésta no agrietará el proyecto europeo, ni iniciará ningún movimiento de disgregación.
Del divorcio entre Bruselas y Londres, España resultará uno de los países más damnificados. Pero, según algunas informaciones, Reino Unido confía en que nuestro país se convierta en su mejor aliado, siempre y cuando pueda solventarse la problemática de Gibraltar. A España le interesaría. Las relaciones comerciales escalan hasta los 55.000 millones de euros al año, casi 1.000 empresas multinacionales de los dos países tienen presencia recíproca, 300.000 británicos residen de forma legal en España, UK constituye el cuarto mercado más importante para las exportaciones de productos españoles y representa una quinta parte del gasto turístico extranjero en nuestro país.
El Brexit podría restar al PIB español 1.500 millones de euros. La libra ha caído más de un 17% frente al euro desde el día anterior al referéndum, lo que encarece y frena las ventas de las empresas españolas en el mercado británico. Asimismo, la exposición del sector financiero español a la salida de Reino Unido –cerca del 16% de los activos– triplica la de la media europea.
Por otra parte, y en contra de lo que se preveía a priori, la llegada de turistas británicos a España se incrementó un 12,4% durante 2016, hasta los casi 17,9 millones de visitantes. Aunque una depreciación de la libra hasta los 1,1 euros pudiera suponer una pérdida de hasta los 700.000 turistas británicos en el largo plazo, «afirmar, sin más, que el efecto sobre el turismo será negativo es ciertamente simplista». Javier Flores, responsable de Asinver, explica que España puede presentarse como destino más asequible comparado con otros de la UE en términos de coste de vuelos y de vida, por lo que, a lo mejor, el problema sea que se produzca una burbuja de turismo británico «lowcost».
España es uno de los países que deberían ser más proclives a llegar a un acuerdo generoso y privilegiado con Reino Unido, evitando una reforma de los tratados de forma inmediata. Y Flores recuerda que, quizá, la mayor controversia esté en la inmigración, ya que somos el único país que tiene más residentes británicos en nuestro territorio que al contrario. Según recoge Bloomberg, se tomarán las medidas necesarias para garantizar los derechos de sus ciudadanos en territorio del otro.
De algunos cálculos se desprende que el Brexit podría restar un 1% del PIB de la UE y hasta un 7% del de UK, lo que debilita la posición negociadora de los británicos. Sin embargo, el impacto final dependerá del acuerdo final que se alcance tras una negociación que se prolongará durante, al menos, dos años. «Posiblemente, las consecuencias no serán tan graves como se decía inicialmente y haya un amplio periodo de tiempo para asumir fácilmente la nueva situación», apostilla Flores.
Tras la salida de Reino Unido los países liberales perderán peso en la UE y las políticas europeas previsiblemente adquirirán un sesgo intervencionista. Maillo asevera que la economía británica se ha caracterizado por su apertura y dinamismo, y que ha hecho contribuciones muy importantes al bienestar común europeo. Por su parte, Tom Burns Marañón, consejero de Eurocofín, asegura que Reino Unido ha sido hasta ahora el contrapeso del dirigismo, el estatismo y la burocracia europea, que juega con desventaja en la actual economía globalizada. Y destaca que «cuanto más duras sean las negociaciones, peores serán las consecuencias para todos».
El Brexit constituye un varapalo al proceso de integración europea. No obstante, también podría acelerar la unión política en torno al eje Berlín-París. Pero Burns Marañón opina que el euroescepticismo domina la agenda. Así, la unión bancaria y la mutualización de la deuda, por no mencionar el enésimo rescate a Grecia, «no pueden estar sobre la mesa a expensas de los resultados de las presidenciales francesas y de las elecciones federales en Alemania». El consejero de Eurocofín no cree que se empiece a negociar seriamente el Brexit hasta finales de este año, ni que se alcance un acuerdo satisfactorio para todas las partes en 2018. «Europa se adentra en un territorio sin mapas y Reino Unido, también. El Brexit es un disparate y sus consecuencias resultan imprevisibles», sentencia.
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