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Pensiones

Gonzalo Bernardos, economista, sobre la ayuda de Alemania a los jóvenes: "Lo que hacen básicamente es un gesto, pero un gesto que cuesta caro"

Mientras Alemania idea un 'parche' de 10 euros para las futuras pensiones de sus jóvenes, en España, donde un jubilado cobra casi el doble, crece el debate intergeneracional sobre su sostenibilidad

El economista y profesor titular de Economía de la Universidad Barcelona Gonzalo Bernardos Redes socialesRedes sociales

El abismo que separa el sistema de pensiones español del alemán es formidable. Mientras que un jubilado en nuestro país percibe de media un 85,6 % de su último sueldo, lo que se conoce como tasa de sustitución, un pensionista en Alemania apenas llega al 47 %. Esta diferencia no es una anécdota, sino el reflejo de dos modelos que afrontan el futuro desde puntos de partida radicalmente distintos y que explica la búsqueda de soluciones urgentes en el país germano.

De hecho, es precisamente esa brecha la que ha empujado al Gobierno alemán a plantear una medida que ha generado un intenso debate. La propuesta consiste en una aportación de diez euros mensuales para todos los jóvenes de entre 6 y 18 años, un dinero destinado a crear un capital semilla que se invierta y crezca para complementar su jubilación en el futuro.

La iniciativa, en esencia, busca fomentar el ahorro individual a muy largo plazo, asumiendo que el sistema público, por sí solo, no será capaz de garantizar el mismo nivel de vida a las próximas generaciones. Se trata de un giro que pone el foco en la previsión privada como pilar fundamental, una advertencia sobre la creciente fragilidad del modelo de reparto germano.

Un gesto caro con un mensaje de fondo

Sin embargo, la medida no ha convencido a todos los expertos. Para el economista Gonzalo Bernardos, la propuesta no es más que un "parche" que, además, resulta muy costoso para las arcas públicas, con un desembolso que podría alcanzar los 1.500 millones de euros anuales, según ha señalado en el programa Más Vale Tarde. El economista considera que la medida alemana no ataca el problema de fondo.

En este sentido, más allá de su efectividad real, la intención del Ejecutivo alemán parece ser enviar una clara señal de alarma a sus ciudadanos. El mensaje implícito es que las pensiones públicas serán insuficientes y que es imperativo que cada cual busque fórmulas alternativas para asegurar su porvenir económico. De hecho, economistas como Daniel Lacalle ya ofrecen consejos para invertir los ahorros, en línea con esta creciente necesidad de previsión privada.

Curiosamente, a pesar de la aparente robustez del sistema español, la inquietud también se abre paso en nuestro país. Un sondeo reciente del CIS revela una creciente preocupación entre los jóvenes, pues uno de cada seis españoles menores de 34 años ya considera que se destinan demasiados recursos públicos al pago de las pensiones, evidenciando el temor por el equilibrio intergeneracional. Esta incertidumbre generalizada hace que muchos se pregunten cuánto se cobra de pensión con pocos años cotizados, un dato clave para entender la magnitud del reto personal.

En definitiva, mientras Alemania ya experimenta con fórmulas que combinan el impulso estatal con el ahorro privado, España afronta un debate sobre la sostenibilidad de un modelo que, aunque hoy es generoso, encara un desafío demográfico de primer orden.