
Empleo
José Elías, empresario multimillonario: "Contratar a la familia es una trampa emocional, casi siempre sale caro"
El emprendedor explicó en redes sociales los problemas que puede tener el hecho de ayudar a un familiar dándole trabajo

Trabajar con familiares puede convertirse en un desafío mayor de lo que parece a simple vista. En una relación de igual a igual, las confrontaciones pueden intensificarse debido al peso emocional y a los antecedentes personales que trascienden el ámbito profesional. Un desacuerdo que con un compañero externo se resolvería de manera razonable puede transformarse en un conflicto de mayor calado cuando intervienen vínculos familiares. Esto genera un terreno laboral más frágil y expuesto a tensiones que pueden desbordar los límites de la oficina.
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Por otro lado, la confianza previa también puede ser un arma de doble filo. Entre familiares suele existir una comunicación fluida y directa que facilita la transparencia en la planificación y permite abordar conversaciones difíciles sin tanta cautela. No obstante, esa misma cercanía puede generar problemas cuando no se establecen límites claros, ya que lo personal invade lo profesional y viceversa. Esta dinámica guarda similitudes con el trabajo entre amistades, donde la línea entre la relación afectiva y la responsabilidad laboral tiende a difuminarse con facilidad.
Al mismo tiempo, el escenario se complica aún más cuando las posiciones laborales no están equilibradas. Es frecuente que un contratante se sienta en la obligación moral de ofrecer empleo a un familiar desempleado, lo que modifica la relación de poder y puede generar resentimientos o expectativas poco realistas. En estos casos, las decisiones difíciles pueden verse condicionadas por la carga emocional que acompaña al vínculo familiar. Esta mezcla de profesionalidad y compromiso personal convierte la convivencia laboral en un reto que exige una gestión especialmente cuidadosa para evitar un impacto negativo tanto en la empresa como en la relación privada.
El gran problema de trabajar con familiares
José Elías, empresario multimillonario conocido por ser propietario de empresas como Audax Renovables o La Sirena, expuso en la red social X el gran dilema al que se enfrentan los empresarios cuando su familia demanda ayuda. "Contratar a la familia es una trampa emocional. Casi siempre sale caro", comienza explicando el emprendedor en el inicio de su manifestación. En este sentido, el primer pensamiento siempre debe ser de predisposición ante la llamada. "Todos hemos padecido una crisis o un mal momento. Y cuando ves que a alguien de tu familia le hace falta, hay que ayudar", indica. No obstante, los contratiempos no tardan en llegar.
"Como empresario, mi forma de arrimar el hombro es echarles una mano y darles trabajo. Pero luego llegan los problemas", confirma. Si bien durante las primeras semanas puede ser que la relación laboral no sufra ningún deterioro, con el paso del tiempo, el exceso de confianza hace mella en el vínculo. "En la empresa eres el jefe. En casa sigues siendo el primo que viene a la paella. Y en cuanto te levantas de la mesa… empieza el corrillo: ¿Por qué ha hecho esto? ¿Por qué ha hecho lo otro? Qué mal lo ha gestionado…". De esta suerte, la existencia de un problema con el empleado, que antes es familiar", termina llegando a la mesa donde se reúne todo el núcleo familiar.
José Elías opina sobre su preferencia al respecto
"Si pudiera evitarlo, lo evitaría. Pero al final caes en la trampa: Contratas por ayudar, no por necesidad propia y acabas siendo jefe en la oficina y el criticado en la sobremesa", opina. De esta manera, la relación entre contratado y contratante no es la misma que con un tercero, donde no existe un trasfondo emocional y, sobre todo, no hay vínculos externos que puedan causar situaciones comprometedoras, como las que Elías menciona. "Mezclar familia y trabajo puede parecer lo correcto cuando alguien lo necesita, pero casi siempre termina siendo incómodo para todos", concluye.
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