Ceuta
La factura: energía e impuestos a medias
Cuando se echa un vistazo al recibo de la luz se acaba casi siempre en el mismo epígrafe: el que indica lo que hay que pagar. Pero, ¿en realidad sabe el ciudadano por lo que está pagando? La factura contiene un listado de conceptos de lo más heterogéneo que, por simplificar, podría reducirse a dos: el coste de la energía que se consume, que pesa aproximadamente el 50 por ciento en el recibo –alrededor del 20 por ciento en concepto de la propia energía, a lo que se suma un 5 por ciento del transporte y otro 16,5 por ciento de la distribución–, y el resto de conceptos, que pesan la otra mitad. El listado de estos últimos es largo y variado. Para empezar, incluye impuestos como el IVA y el de la electricidad. Además, cubre el presupuesto de la Comisión Nacional de la Energía (CNE), paga la moratoria que compensó a las eléctricas por la paralización de la construcción de nuevas centrales nucleares, soporta el pago de las subvenciones a las energías renovables, financia los planes de calidad, cubre el denominado pago de interrumpibilidad, que beneficia a algunas grandes empresas por desengancharse del sistema en caso de necesidad; y aporta lo necesario para cubrir el déficit de tarifa. Además, se compensa vía recibo a las compañías que prestan servicio en Ceuta, Melilla, Islas Canarias e Islas Baleares.
Las compañías eléctricas creen que el problema del recibo no está en el coste de la energía, que está en la media de la Unión Europea, sino en la política fiscal, que pesa un 50% en la factura.
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