Opinión

Milei no es Trump: en qué se diferencian sus políticas económicas

El presidente de Argentina estuvo este pasado fin de semana en la Conferencia de Acción Política Conservadora organizada en EE UU por el Partido Republicano y se mantuvo firme a sus ideales liberal-libertarios

Javier Milei
Javier Milei, presidente de ArgentinaJUAN IGNACIO RONCORONIAgencia EFE

Javier Milei estuvo este pasado fin de semana en la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC, por sus siglas en inglés), organizada en Estados Unidos por el Partido Republicano controlado por el trumpismo. La cita era importante no sólo por la proyección internacional que iba a otorgar al nuevo presidente de Argentina, sino también para comprobar hasta qué punto Milei se mantiene firme a sus ideales liberal-libertarios. A la postre, Milei ha expresado en numerosas ocasiones su admiración por Donald Trump (incluso se fundió en un acaramelado abrazo este pasado fin de semana), de modo que cabía la posibilidad de que optase por modular y adaptar su discurso a tan fanático auditorio. Que su conferencia fuera una reivindicación del nacionalismo frente a la globalización, de la protección de las industrias nacionales frente al libre comercio, del abuso del endeudamiento público frente a la austeridad o de la subordinación de los bancos centrales al poder político frente a su independencia. No en vano, todas estas son ideas que ha defendido y practicado desde su presidencia Donald Trump. Pero Milei no hizo nada de todo esto, por fortuna para quienes creemos que, acertado o desacertado, es una persona de principios y convicciones.

Al contrario, Milei aprovechó su conferencia ante la parte más trumpista del Partido Republicano estadounidense para reivindicar la propiedad privada, la libre competencia, la división del trabajo y la cooperación social a través del comercio: incluso llegó a rememorar a Bastiat diciendo aquello, que se le atribuye apócrifamente, de que «si las mercancías no cruzan las fronteras, las cruzarán los soldados». Es decir, que puso en valor el libre comercio como un fuerte incentivo a la pacificación y la prosperidad de nuestras sociedades. Es más, Milei volvió a cargar con dureza contra el Estado, como una máquina de coacción y rapiña institucional, y reivindicó la figura del empresario como benefactor social frente a la del hombre fuerte político salvapatrias. En suma, Milei no es Trump: puede que Milei admire la audacia política de Trump y que quiera establecer una alianza geopolítica con él, pero no piensan ni mucho menos igual. Por suerte.