Macroeconomía

No todos creen que la tortilla bursátil dé la vuelta

«Ni la semicrisis política alemana ni la guerra comercial que ha abierto Trump se han manifestado en los mercados»

Las previsiones para los inversores son positivas en la segunda mitad del año
Las previsiones para los inversores son positivas en la segunda mitad del añolarazon

Los beneficios empresariales, en dobles dígitos, las buenas condiciones financieras, o la fortaleza de la economía europea, argumentos en contra de un giro en la tendencia de los mercados.

Los mercados son una moneda que siempre gira de canto, con una cara pesimista y otra optimista. Y si sobran los motivos para creer en un fin del ciclo alcista, también se encuentran para defender la continuidad de la buena racha de las bolsas. Aunque, de igual manera, los inversores permanecen atentos a cualquier cambio de tendencia por el que deban modificar su estrategia.

El profesor del Máster en Bolsa y Mercados Financieros del Instituto de Estudios Bursátiles, Javier Niederleytner, sostiene que los rumores de un final del ciclo alcista están basados en «suposiciones». Para él, la semicrisis política que ha tenido lugar en Alemania ni la batalla comercial que ha abierto Donald Trump han mostrado un verdadero efecto en los mercados. Las especulaciones sobre el daño que todo ello genera en las bolsas, manifiesta, son «excusas que buscan los grandes inversores».

Y es que aunque la volatilidad se haya doblegado en el último año, todavía se encuentra en niveles bajos, aún alejados de los alcanzados entre 2008 y 2010. En aquella época, a pesar de los descalabros de la economía, los inversores podían obtener mayor rentabilidad. Y por la misma razón, algunos buscan incentivar de nuevo la volatilidad para sacar beneficio. Niederleytner lo explica con un refrán que se usa en el sector: «A río revuelto, ganancia de brokers».

Beneficios empresariales

Niederleytner añade que es cierto que «la bolsa está ahora mismo bastante complicada», pero que «estudiando las principales variables no hay que caer en el miedo». Quizá la más destacada sea la de los beneficios empresariales, que «están batiendo bastante bien las expectativas», dice. En estos momentos, se encuentran en dobles dígitos. En 2017, según los datos de Eurostat, el obtenido por las compañías no financieras fue el 42,8% del valor añadido bruto.

El comportamiento de los beneficios empresariales no son los únicos argumentos que alejan los riesgos. A pesar de los cantos de sirena que han dado un tinte negativo a la moderación del crecimiento económico. Lo cierto es que aún se incrementa a niveles óptimos, en torno al 2%, demostrando fortaleza. A ello hay que añadir que el Banco Central Europeo, a pesar de la retirada de estímulos y de la subida de tipos que aparece en el horizonte, aún mantiene condiciones financieras expansivas.

Teniendo todo estos ingredientes de la tortilla bursátil en cuenta, el gestor-analista de Fidentiis Gestión, Javier Ortiz de Artiñano, indica que «no merece la pena entrar en el juego de si a este ciclo le queda 1 año, 3 o 5, según el golpe del titular de cada semana». Además, sin quitar ojo a los posibles nubarrones, prevén un buen futuro a corto plazo para los mercados: «Monitorizaremos la trayectoria de crecimiento y el reflejo que el “ruido” político vaya teniendo en los indicadores de consumo e inversión pero seguimos confiados en que la estabilización de los datos en Europa, que ya estamos comenzando a ver, debería afianzar el sentimiento inversor en el segundo semestre».

Claro que, al haber comenzado en 2009, en esta década se han sumado a los mercados una buena cantidad de inversores que sólo saben lo que es invertir en un mercado alcista. De ahí que ellos tengan, especialmente, miedo a un fin de ciclo y perder la rentabilidad obtenida. Sin embargo, Ortiz de Artiñaño hace una llamada a la tranquilidad para todos ellos porque «la actual foto macro sigue ofreciendo un marco de estabilidad suficiente como para capturar rentabilidad en numerosas compañías. Además, aleja los peores fantasmas porque, dice, «no hay temor a que una nueva recesión se lleve por delante a todo el mercado de forma generalizada e indiscriminada».